PISA cabalga de nuevo. Esta vez se trata del informe sobre habilidades prácticas, que fue presentado hace unos días por la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, y el responsable de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, que señala que la puntuación media obtenida por España se corresponde con el nivel 2 de 6. Es decir, los jóvenes solo son capaces de resolver problemas muy sencillos que no requieren un gran esfuerzo mental y con los que se encuentran familiarizados. Por ejemplo, la elección en un catálogo de muebles de los modelos más baratos para decorar su habitación o interpretar en un mapa de carreteras la ruta más corta cuando el tiempo de cada itinerario viene dado. Sin embargo, tendrían dificultades para entender aparatos electrónicos cotidianos como un mp3, un robot aspiradora o el termostato del aire acondicionado.

Está claro que el Gobierno de Rajoy ha encontrado un filón en el Informe PISA. No recuerdo que ningún Gobierno anterior haya tratado de manera tan profusa e interesada los datos que aportan estos informes que lleva a cabo la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) de manera periódica. Sí, se trata de la misma organización internacional que recomienda que los sueldos españoles deben bajarse o que se deben disminuir las inversiones públicas o las pensiones; ellos les llaman gasto.

A pesar de que una lectura detenida de este Informe nos deja situados como país en un nivel medio dentro de la OCDE (además de conocer lo irrelevante y a veces estúpido de dichas pruebas), los titulares vuelven a hablar de ´fracaso´, ´suspenso´, etc. al igual que hicieran cuando se publicó el informe correspondiente a capacidades matemáticas, lingüísticas o científicotécnicas. Con motivo de aquel informe, escribí La cara oculta de PISA „La Opinión, 28 de enero de 2014„ en el que intenté dejar claras algunas cuestiones, entre otras lo interesado de publicitar determinadas ´notas´, ocultar otras o no decir ni una sola palabra sobre aspectos que también refleja PISA como la incidencia del entorno socioeconómico y sociocultural en los resultados y el afán, casi enfermizo, de relacionar estas pruebas con el desarrollo curricular; es decir, qué se aprende y cómo se aprende, cuando el propio informe desvincula por completo las mismas de los curriculum oficiales de los respectivos países participantes.

La señora Gomendio, en esta ocasión, ha ido más allá y ha relacionado no ya los resultados de estas pruebas con el curriculum sino con la práctica docente directa, acusando al profesorado y responsabilizándolo de estos resultados por utilizar estrategias metodológicas y modelos ´anticuados´ basados solo en la memorización de contenidos, añadiendo que «hace falta un cambio radical en la metodología de la enseñanza».A renglón seguido no ha tenido empacho en afirmar con rotundidad que la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) acabará con esta situación. Me imagino que gracias a reforzar la presencia de la Religión en los centros educativos equiparándola a las Matemáticas y a la Lengua Castellana, a quitar horas de Educación Artística, a hacer desaparecer la Filosofía, a relegar las segundas lenguas extrajeras a la categoría de ´marías´, etc. Y todo esto sin despeinarse.

Lo primero que se me ocurre es que ni esta señora ni, por supuesto, su jefe, a quien me van a permitir que ni nombre, tienen la más mínima idea de lo que hablan cuando se refieren a las «estrategias, contenidos o metodología» que en estos momentos se desarrollan en las aulas españolas. Entre otras razones porque no han pisado un aula desde que finalizaron sus estudios, de ahí su afán en volver a PISArlas.

Lo segundo, y de esto estoy totalmente seguro, es que actúan con mala fe. Y con un objetivo claro: destruir la Escuela pública en beneficio del modelo educativo en el que ellos creen: privado, elitista, costeado con el dinero de todos pero al que sólo pueden acceder unos pocos, segregador, no compensador de desigualdades, confesional, acrítico y generador de esa ´excelencia´ de la que tanto se ufana el ministro del ramo.

O sea, que los jóvenes españoles tienen serias dificultades para entender instrucciones sobre el funcionamiento de determinados aparatos electrónicos o de intentar solventar problemas relacionados con medios de trasporte, sobre todo cuando los mismos se les plantean en una plataforma digital. Pues me van a permitir que lo dude.

Marc Prensky, profesor de la Harvard Business School, y una autoridad mundial en la innovación del proceso de aprendizaje, ha acuñado el término ´nativos digitales´ para referirse a esa generación de jóvenes que han nacido en plena eclosión y desarrollo de las Tecnologías de la Información y Comunicación, TIC, las cuales dominan a la perfección. Y el Informe PISA intenta convencernos de que nuestros ´nativos digitales´ que consideran sus mp3, sus smartphones, sus consolas... como parte de su propia anatomía, son incapaces de entender sus instrucciones de uso.

Pues me van a permitir que lo dude.

¿Y no puede ser más cierto que nuestros jóvenes no necesitan para nada leer esos farragosos, incomprensibles (por mal escritos) e inextricables folletos de instrucciones? No he visto jamás a mi hijo o a mi hija, 15 y 18 años, leer un manual de instrucciones. Sin embargo, son los encargados de programar y poner en funcionamiento todos los cachivaches electrónicos de la casa.

¿Han intentado ustedes montar una estantería o cualquier otro objeto de esos que venden en unos grandes almacenes suecos siguiendo el folleto adjunto? ¿De verdad entienden las instrucciones para el funcionamiento de un microondas, de una lavadora o de un reloj-despertador digital? ¿Entienden, y esto es más grave, las instrucciones que aparecen en el prospecto adjunto para la dosificación de un medicamento?

Y en el caso del trasporte hay que tener varios masters, sobre todo en paciencia, para poder arreglar la compra de unos billetes por Internet y no terminar en Sebastopol. Que nos pillen confesados si el trámite es por vía telefónica o de lo que se trata es de darnos de baja de una compañía de teléfonos o de explicar que el ADSL no funciona.

Por lo tanto, nos encontramos de nuevo ante el recurso a un informe para justificar la implantación de una Ley, la LOMCE, hecha a la medida para dar satisfacción a los más espurios intereses de las patronales de la enseñanza privada, de los sectores más reaccionarios de la sociedad y contentar a la Conferencia Episcopal en sus ávidos deseos de ejercer un control férreo de la Educación en este país.

Dos últimos apuntes para terminar. Uno es que me llama poderosamente la atención, y miren que lo siento: el casi generalizado ´silencio´ del que hicieron gala las organizaciones sindicales del sector educativo tras el Informe PISA que se publicó en diciembre de 2013 mientras que ahora han salido en tromba en defensa de la actuación del profesorado (algo totalmente loable) dejando ver claramente el cinismo de la representante ministerial en sus declaraciones, pero también denotando cierto tufillo corporativo.

Dos, me resulta aún más chocante que nuestro consejero regional de Educación, Pedro Antonio Sánchez, no haya inundado las primeras páginas de los diarios con mil y una ´reformas´ propias y actuaciones perentorias para paliar los resultados del informe tal y como hiciera tras conocerse los otros resultados.

Ah, claro. Que me dicen que ya no es candidato a la ´sucesión´.