La reforma laboral aprobada por el Gobierno liberal-conservador del PP, y que algunos llaman ´modernización de las relaciones laborales´, en realidad nos retrotrae a las relaciones laborales del siglo XIX, cuando era el patrón el que imponía jornada, horario, puesto de trabajo, salario… de cada uno de sus trabajadores de manera individualizada, y quien no estaba de acuerdo, pues a la calle.

Actuaciones empresariales que hasta el sábado pasado podían ser consideradas acoso laboral tales como un traslado forzoso, una rebaja de jornada o de salario o un cambio de puesto de trabajo, ahora son perfectamente legales. Las empresas pueden descolgarse fácilmente de los convenios, y por si fuera esto poco, transcurridos dos años tras el fin de la vigencia del convenio, éste prescribirá y ya no será de aplicación.

Además, instaura el ERE express, que ya no requiere autorización administrativa, sino que, simplemente, la empresa lo comunicará y aplicará de inmediato, siendo los trabajadores quienes tendrán que recurrir cuando estén en desacuerdo.

Se podrán hacer contratos de formación de un año, con despido sin indemnización, o indefinidos con un año de período de prueba, pudiendo ser despedido el trabajador sin indemnización alguna.

También las Administraciones públicas podrán despedir a su personal laboral (de los funcionarios no tardaremos en hablar) mediante EREs o despidos individuales, y como tendrán que ser por motivos económicos, pues a veinte días/año de indemnización.

Se abaratan todos los despidos, y se generaliza la indemnización de veinte días/año, ya que son escasas las empresas que a día de hoy no puedan acreditar tres trimestres consecutivos de crisis. Así podríamos seguir, enumerando derechos que elimina o lesiona, pero la experiencia que viene será más didáctica.

Los despidos baratos que esta reforma trae, así como la mayor facilidad de los mismos sólo servirán para crear más paro. Pero esta reforma no sólo abarata los despidos, sino que abaratará también los salarios, bien por la vía colectiva del descuelgue de los convenios, bien

individualmente por razones de crisis o tecnológicas y por el miedo que genera. Y, siendo más fácil y barato despedir y con salarios más bajos ¿saldremos antes de la crisis? La respuesta es: rotundamente ¡no! Bajaremos aún más el consumo, las empresas venderán menos, habrá más paro y el Estado recaudará menos impuestos… En fin, la espiral que provocan los recortes.

En 2010, cuando el anterior Gobierno preparaba los presupuestos para 2011 recortando en medio billón de euros la inversión pública, entre otros muchos más recortes, ya anticipábamos los efectos que esa política de control del déficit iba a producir y, aunque lo lamento, acertamos de pleno: aumento del paro, de la deuda… de la crisis. Pues si yo, que no soy economista, vi lo que venía, no puedo creer que los sesudos altos asesores de la UE y del Gobierno de España no lo vean. ¡Lo saben perfectamente! Sin embargo, todos ellos, sus ´expertos´ y tertulianos repiten machaconamente que esta es la única política posible frente a la crisis. Son mentiras interesadas que mucha gente, inexplicablemente, aún cree.

La reforma no es un hecho aislado, sino una parte más de la revolución liberal-conservadora que están desarrollando, y que viene desde la venta de las empresas públicas rentables; la bajada sistemática de impuestos a las grandes fortunas, empresas y sociedades, de forma que los Estados dependan para financiarse sólo de los mercados; la desregulación de éstos para que actúen a su libre albedrío; la transformación de la deuda privada de los bancos en deuda pública de los Estados que acudimos a su rescate; el pensionazo; los golpes a las democracias en Grecia, Italia, Portugal, Irlanda y España, imponiendo gobernantes, cambios constitucionales y recortes, y ahora, por el momento, la reforma laboral.

La tan manida como falsa afirmación de que «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades» justifica los recortes y sacrificios ¿Nadie recuerda ya que hasta 2007 inclusive España tenía superávit presupuestario? Entonces ¿cuándo hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? Lo que no nos dicen es que la inmensa mayoría de la deuda española es deuda privada no pública, y que es de los bancos ¿Vamos a seguir pagándosela sin más?

Esta revolución liberal-conservadora está provocando víctimas: son los cinco millones que en España no tienen trabajo; son las cientos de miles de familias desahuciadas; es la gente que vive en la exclusión social, pero también somos todos los demás, los que acudimos a unos servicios públicos cada vez más deteriorados, los que hacemos de colchón familiar para quienes no tienen ingresos… Mientras la venta de productos y vehículos de lujo ha crecido más del 25%. ¿No le dice a usted esto nada?

Hemos de enfrentarnos con valentía y determinación a este estado de cosas, porque es mentira que no haya otras políticas posibles, o si no ¿cómo salió EE UU del crack del 29? Con inversión pública. Si los liberal-conservadores ganan su revolución, vayámonos olvidando de la Sanidad y la Enseñanza públicas, de calidad y universales, y de los derechos sociales que, aun sin aplicarse, nuestra Constitución contiene. Hay que salir ya a las calles para parar esto.