Veo que la expresión «encarnizamiento terapéutico» está siendo sustituida en los centros de tortura donde aún se practica por esta otra: «obstinación terapéutica». Entiendo que en el encarnizamiento hay placer mientras que en la obstinación solo hay cabezonería. Debe de ser eso, ¿no?, que los que los que descargan su sadismo contra las personas agonizantes han temido que se les viera la oreja.

-No es que disfrutemos, es que somos muy obstinados y cuando se nos mete una cosa en la cabeza no hay manera.

La última hazaña de la «obstinación terapéutica» tiene lugar en la localidad madrileña de Leganés, donde han amarrado a una anciana a la vida como el que amarra al potro de tortura a un detenido. La víctima, de 91 años, está ciega, sorda y demente. Pasa el día encamada y con las manos atadas, para que no se pueda ni rascar ni arrancarse los tubos. Por supuesto, tiene úlceras en diversas partes del cuerpo. Pero se resisten a retirarle las sondas y a aplicarle cuidados paliativos, que es lo que corresponde, por mera «obstinación terapéutica». Se han empeñado en que la pobre mujer sufra y como son fanáticos de la obstinación, ahí tienen a la anciana, igual que en los tiempos de la Inquisición a los herejes.

El acierto, ya decimos, consiste en dejar de llamar a las cosas por su nombre. Según la asociación Derecho a Morir Dignamente, hay miles de casos como el de la moribunda citada en hospitales y residencias de nuestro país. Quiere decirse que conviene quitarse de en medio cuando uno todavía tiene fuerzas para hacerlo. De otro modo, corres el peligro de caer en manos de gente obstinada que te amarra a la vida como el que te ata a un poste para servirte cien azotes. La vida es dura, ya lo sabemos, pero la muerte se está poniendo insoportable. Hay personas que trabajan a destajo en el negocio de la obstinación (antes, encarnizamiento). Inventan sin pausa correas nuevas, sondas nuevas, agujas nuevas. Una vez en manos de esta gente, atado de pies y manos a la cama, no hay forma de evitar que te metan tubos por las narices y agujas por los brazos y sondas por el culo. Y no lo hacen por placer, ya decimos, sino por mera testarudez. Dios nos ampare.