Estamos de estreno, todo un año por delante para llenarlo de lo mejor. De momento nos conformamos con esta novedad repetida y única en el tiempo que nos ha tocado vivir; casi de puntillas nos hemos asomado a la segunda década del siglo XXI inmersos en la marea humana que cubre nuestras ciudades. Gente de toda clase y condición deambula aturdida bajo las guirnaldas de colores que brillan en Navidad junto a un sinfín de luces que alumbran y deslumbran calles y plazas flanqueadas por escaparates de tiendas grandes y pequeñas de barrio y por centros comerciales y de ocio. Mayores, jóvenes y pequeños, familias enteras, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, mendigos, indigentes, artistas callejeros, ciudadanos de a pié conforman junto al atasco del tráfico rodado, un enorme y ensordecedor torrente circulatorio. Compras de primera y última hora en busca de lo más asequible a nuestra maltrecha economía que la ley de la oferta y la demanda ajusta haciendo malabarismos entre vendedores y compradores. ¿Acaso podemos dejar de creer en los Reyes Magos de Oriente? Un regalo es como su nombre indica ´un regalo´, lo que se da como muestra de afecto o cariño sin esperar nada a cambio. Se hace realidad que lo importante no es el precio sino la calidad. Calidad que contiene consideración, nobleza, respeto, ternura, detalle, delicadeza, sorpresa, simpatía y muchos puntos seguidos de savoir faire. Tan gratificante es regalar como recibir regalos, es como querer y sentirse queridos, por eso muchos no tiene precio ni siquiera el de su apariencia.

Decía que estamos de estreno. De puntillas, entre la gente, trato de vislumbrar algo del nuevo año pero el ambiente está tan lleno de buenos deseos que es imposible ver más allá. Pongo los pies en la tierra y sigo mi camino de vuelta a casa, mentalmente repaso la lista de regalos y compruebo que como siempre quedarán los de última hora. ¡Los días y sus afanes! Una especial algarabía inunda el mundo del ambiente navideño. Es tiempo de paz, alegría y amor en el destiempo de nuestras incomprensiones e indiferencia, en la soledad y tristeza de muchos. Tiempo de regalar nuestro tiempo, nuestro cariño y también nuestro dinero porque hay bastantes personas que nos necesitan.

Estamos de estreno. Un año y un corazón nuevos. En el camino de vuelta a casa he ido comprobando la felicidad de los que se quieren con un certificado de autenticidad que nunca falla; la mirada, la complicidad, la sonrisa.2011, un tiempo para la esperanza.