La crisis ha llenado las calles de pueblos y ciudades de infinidad de carteles que hablan por sí solos de una situación económica paupérrima para demasiados y unas gestiones empresariales que han visto rota cualquier expectativa de cambio o ganancia. En muchos casos ni se ha llegado a lo hecho por lo comido. En otros, se ha roto el saco de avaricias basadas en inversiones virtuales. Lo peor es que, como casi siempre, pagan justos por pecadores; el paro se ceba con los más desfavorecidos. La cifra de familias que se han visto abocadas al umbral de la pobreza aumenta en un tanto por ciento espeluznante. La mendicidad está tan extendida que para el ciudadano medio sería prácticamente imposible atender cada día tan enorme demanda social, siendo lo mejor ayudar directamente en los centros sociales de acogida, comedores, etc., o bien en Cáritas para que la colaboración de todos sea realmente eficaz.

Liquidación por cierre de negocio. Se traspasa. Más ofertas en el interior. Se vende. Cerrado. Liquidación por reformas. Se alquila. Cerrado por cambio de negocio. Pisos, locales comerciales, parcelas… esconden tras el cartel de su oferta la necesidad de dinero de sus dueños. Ya no se trata de lavar o mejor blanquear el negro sino de sacar algo en limpio. La oferta y la demanda han llegado —¡quién lo iba a decir!— hasta la mismísima Moncloa: traspaso de poderes. Realmente es una pena que no haya habido una liquidación por reformas. Hay corazonadas que necesitan urgentemente un trasplante. «No estoy contra la reforma laboral: asistí a la manifestación porque me lo pedía el corazón» (Valeriano Gómez, ministro de Trabajo). Ya lo había dicho Leire Pajín: «Todos vamos a ser susceptibles de necesitar este ministerio (Sanidad)». Es una oportunidad estupenda. Aunque nunca segundas partes fueron buenas —tras perder las primarias de Madrid— que el respeto avale a Trinidad Jiménez en Exteriores. Ministros entrantes y salientes, cruce de discursos y emociones. ¿Acontecimiento planetario? ¿Más de lo mismo o lo mismo y más? En tiempos de crisis no hacer mudanzas… Más ofertas en Interior (?). Comunicación, comunicación y comunicación por nada más y nada menos que quince portavoces del Gobierno (según palabras de su vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba).

España, aunque nos pese, es cada vez más diferente. O esta ministerial carrera de relevos se ajusta a una velocidad, reglamento y técnica más allá de las cuatro paredes partidistas o dentro de poco veremos sobre nuestra querida piel de toro el siguiente cartel: «Se traspasa».