Hace ya dieciséis años, en 1994, que las movilizaciones ciudadanas promovidas por la plataforma de organizaciones por el 0,7% y las ONG de Cooperación Internacional de la Región de Murcia, consiguieron que todos los partidos políticos con representación en la Asamblea Regional firmaran el compromiso de destinar el 0,7% del presupuesto autonómico para la erradicación de la pobreza en el mundo. Hemos continuado trabajando para ayudar al Gobierno de la Región en la elaboración de una ley que, entre otras cosas, se comprometiera con ese objetivo. Una vez aprobada la ley y transcurridos más de dos años de su entrada en vigor, el Gobierno regional sigue sin hacer su trabajo, sin cumplir con lo que se aprobó.

Lo más descorazonador para las organizaciones es constatar la ausencia de compromisos para contribuir de forma digna al empeño colectivo por acabar con la pobreza en el mundo.

¿Por qué decimos esto? Los presupuestos regionales de 2010 reducen en prácticamente un 60% la partida presupuestaria destinada a Cooperación Internacional para el Desarrollo situando a nuestra Región a la cola de todas las regiones en los compromisos contraídos sobre financiación a los países pobres. La Ayuda Oficial al Desarrollo de la Región representa tan sólo el 0,038% del total de presupuesto consolidado de la administración general de la Comunidad Autónoma. Lo que supone un esfuerzo de poco más de un euro por habitante y año. Sí, han leído bien, un solo euro con unos cuantos céntimos. Pero, además y como en 2009 no transfieren todo el dinero comprometido, están pagando con los exiguos fondos para este año, por lo que aún se ve más reducida la aportación y provoca que, por primera vez, las ONG no tengamos siquiera una convocatoria pública y transparente de ayudas para los países y las personas más necesitadas.

Estos miles de euros que ahora cambian de destino quizás no cambiarían el mundo, pero es seguro que muchas miles de personas tendrán menos posibilidades de mejorar su vida o de exigir sus derechos fundamentales. Somos conscientes de que los recursos que se destinan desde la Región de Murcia a estas acciones no son la solución a la pobreza, pero contribuyen a reconocer la deuda histórica asumida como sociedades enriquecidas con los países empobrecidos, y son una muestra de la voluntad y el clamor social de no olvidar a los mas desfavorecidos y de trabajar por un mundo más justo y menos desigual.

La crisis económica, durísima, que afecta a nuestros barrios, nuestras familias y nuestro entorno parece ser la única excusa, la perfecta excusa para estos recortes, pero sabemos que nos engañamos si no miramos más allá. Si algo nos toca aprender de todo lo que está ocurriendo es que no podemos seguir pensando como una región de nuevos ricos, ajena a la realidad global.

Los informativos nos recuerdan cada día la situación de emergencia continuada y cotidiana de millones de personas desde hace décadas. Puede ser que ahora podamos entender mejor que nunca la necesidad de cambios profundos y reales, la importancia de la solidaridad internacional.

Pero algunos siguen empecinados, desorientados y sin avanzar como el momento histórico requiere, y no es ni tiene que ser ésta una cuestión de ONGD, ni sólo una cuestión de dinero. Se trata de qué modelo de Región y sociedad estamos construyendo, de qué valores nos mueven y qué horizontes dibujamos para el futuro.

Es demagógico y falso el discurso de los que dicen que no tenemos dinero para todo, para las políticas sociales en nuestra casa y para las políticas de cooperación internacional. Ambas constituyen mecanismos complementarios de redistribución de la riqueza, que tienen que converger. La alimentación, la salud, la educación y el trabajo son prioritarios, aquí y en todas partes.

Es en los momentos difíciles cuando demostramos lo peor y lo mejor de lo que somos capaces. La tradición y el tejido social murciano demuestran que la Región de Murcia ha sido y será muy solidaria con otros pueblos y culturas. Mientras empresas e instituciones públicas retiran su apoyo a las ONGD, la mayoría de los ciudadanos mantienen con sacrificio sus cuotas o se vuelcan de forma masiva en la solidaridad ofrecida al pueblo haitiano en el último terremoto y, con ello, nos hacen saber cómo valoran el trabajo de nuestros cooperantes en el exterior, dándonos aliento para seguir trabajando.

Las ONGD de la Región de Murcia llevamos los últimos veinte años reclamando lo mismo. Hemos pasado varias crisis y también épocas de bonanza económica. La historia nos está dando la razón: un mundo tan desigual era y es un mundo equivocado. No hacen falta códigos éticos para saber que el incumplimiento permanente de los compromisos comporta una devaluación de la política y de la democracia. No pensamos resignarnos ni acostumbrarnos a que los partidos ignoren lo que nos han prometido en sus programas, en las leyes y en todos los planes de trabajo que hemos hecho conjuntamente.

Es ahora cuando hace falta una respuesta en positivo y comprometida. En este momento difícil queremos que entiendan que la política de cooperación internacional, si es buena y coherente, redunda en toda la acción de gobierno y, por eso, no es una política menor, anecdótica o de buena imagen pública.

Si quieren debatir de estos asuntos con las organizaciones solidarias de la Región pueden asistir al Encuentro de ONGD de la Región de Murcia que se celebrará los días 25 y 26 de junio, en la Biblioteca Regional en la ciudad de Murcia.

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