El juicio por la muerte violenta de Asunta, con sus padres adoptivos como únicos acusados, encara su recta final y, en estas tres semanas de sesiones, se han expuesto en sala muchos indicios, pero ninguna prueba concluyente de la participación de Rosario Porto y Alfonso Basterra en este crimen.

Tanto la abogada como el periodista, en dos de las jornadas más tensas de esta fase, las dedicadas a su declaración en calidad de imputados por el asesinato de su propia hija, han proclamado su inocencia y han reiterado que la pequeña era lo que más querían en la vida.

Tras ellos, por la sala de bodas habilitada en los juzgados compostelanos para esta vista oral han desfilado hasta la fecha más de un centenar de personas, entre testigos y peritos.

Algunos han llevado la contraria a los padres de Asunta, narrando de forma distinta varios episodios.

Entre las decenas de testigos, con sus correspondientes visiones, ha destacado el relato de profesoras de actividades extraescolares de Asunta, que aludieron a diferentes situaciones visibles en la chiquilla de modo puntual, como sedación, descoordinación y cambios en su personalidad.

Los "polvos blancos" que tomó Asunta

También han mencionado los "polvos blancos" que, según contó la víctima, le daba su madre, algo que no supieron ver como importante y que atribuyeron a una fabulación tan común en la adolescencia.

Este malestar de la niña, no obstante, según la versión de sus padres, se debía a las reacciones de Asunta a los antihistamínicos que tomaba para la alergia. Sin embargo, según la pediatra de la menor, no padecía esa enfermedad, y los análisis practicados a su cadáver no revelaron resto alguno de tal medicación.

En cambio, lo que sí mostró el informe toxicológico, tal y como detallaron dos de las profesionales adscritas al Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) que se ocuparon del examen de la sangre, orina y contenido gástrico, es que la pequeña el día de su deceso, el 21 de septiembre de 2013, ingirió "al menos" 27 pastillas de Lorazepam.

El Lorazepam es el principio activo del Orfidal, un ansiolítico que la madre de la víctima tenía recetado y que Alfonso Basterra compró en, al menos dos ocasiones, durante el verano de 2013.

De las cuerdas anaranjadas encontradas junto al cadáver de Asunta, otro dato clave, no se sabe si pertenecen a la bobina hallada en la casa de Teo donde supuestamente falleció la cría, puesto que los peritos del departamento de Química del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil no han podido concluir el origen.

Los padres, en el banquillo de los acusados

La actitud que han mostrado los acusados durante las trece sesiones celebradas del juicio ha sido diferente, puesto que mientras Rosario se ha derrumbado en numerosas ocasiones y ha roto a llorar en otras tantas, Alfonso ha sido más frío y comedido, e incluso desafiante con las acusaciones.

Los primeros días de la próxima semana estarán dedicados a nuevas periciales, entre ellas, el informe psiquiátrico forense oficial de Rosario Porto y otros pedidas por la acusación popular que ejerce la asociación Clara Campoamor.

La previsión es que esta vista oral finalice la semana próxima, como estaba contemplado, aunque ello depende de la extensión de la prueba documental, que variará en función de lo que cada parte pida que se exhiba.

La intención, en principio, es que el miércoles concluyan las periciales y ese mismo día se realicen las pruebas documentales.

De ser así, el jueves sería el turno para que las acusaciones presenten sus conclusiones y el viernes les tocaría a las defensas, quedando a continuación pendiente el veredicto del jurado popular.

Rosario Porto y Alfonso Basterra son los únicos acusados de la muerte violenta de su hija, cuyo cadáver se halló en una pista forestal de Teo (A Coruña) el 22 de septiembre de 2013.