«El vídeo yo no lo quiero ver más. Cada vez que lo veo, se me revuelven las tripas». «Yo estoy flipando todavía». «Esto no tiene ni pies ni cabeza». «Increíble». Son las frases que salían de la boca de los cuatro amigos de Andrés Martínez que ayer por la mañana aguardaban en un pasillo del Virgen de la Arrixaca, junto a la UCI, para saber noticias de su amigo, que permanecía sedado después de la agresión que recibió el domingo por la noche, en la murciana plaza de Santa Isabel.

Aquella tarde salieron media docena de colegas de fiesta. Celebraban el cumpleaños de uno de ellos y fueron al local 609, un pub de copas ubicado en una calle perpendicular a Santa Catalina. Varios de los componentes de la pandilla solían frecuentar este bar. Andrés, según cuentan, no salía mucho, pero aquel día su amigo el 'cumpleañero' le insistió para que se apuntara a la fiesta.

Todo comenzó, relata uno de los amigos (y testigo de parte de los hechos), en la zona de fumadores habilitada en la puerta del bar, donde Andrés y otro colega salieron a echar un cigarro. «Había mucho aforo, la Policía había entrado ya a controlar el garito... Y te sobra gente. De repente un vaso se cayó, una copa... (Andrés y su amigo) serían los que más escándalo estarían armando, lógico y normal, era el cumpleaños de un amigo... Los echaron del bar. Lógicamente me echas y lo normal es que te rebata», comentaba en La Arrixaca uno de los amigos de la víctima. Este chico, que prefiere no ser identificado, cree que es «lo normal» el hecho de que, si te echan de un bar, «te tires tres o cuatro minutos diciéndole las cosas al portero». «Y de repente, se ve que había un botellín de agua en el callejón, y Andrés le pegó una patada al botellín en plan cabreado. El botellín se estampó en una fachada, no le dio a nadie. Al poco de darle la patada, a los treinta segundos o por ahí, salieron los porteros detrás de Andrés. Y a los tres o cuatro minutos los vimos venir. Aún no sabíamos qué había pasado», dijo. Cuando vieron por fin a su amigo, ya inconsciente, «había un vomitado bastante grande con sangre en el suelo», rememora este chico.

Andrés Martínez -natural de Alcantarilla y de 28 años de edad- permanecía ayer «grave, pero estable». Por la tarde le quitaron un poco la sedación, con el fin de ver cómo reaccionaba, indicaron allegados al joven, que trabaja en una empresa de hielos.

«De momento, no ha habido necesidad de intervenir quirúrgicamente», apuntaba a los medios de comunicación por la mañana Virginia Martínez, hermana de Andrés. El chico se encuentra «en coma inducido, con respiración asistida, para que el cerebro se mantenga con la menor actividad posible», detallaba su hermana, a las puertas del hospital.

La joven mostró su indignación con la actitud de los porteros presuntamente responsables de la agresión, los cuales el domingo «habían tenido su comida de empresa», de aquí que estuviesen todos juntos en la puerta del 609, pese a trabajar en bares distintos (el presunto agresor, en el Luminata Bar). «Ese es un asesino a sueldo», dijo Virginia del presunto autor material del golpe.

Nueva normativa

Por otro lado, el Gobierno regional ya está trabajando en la puesta en marcha de la Ley de Espectáculos Públicos, cuya tramitación va a «agilizar» y a desarrollar de forma reglamentaria en 2017. En su artículo 36, esta Ley recoge que el personal responsable del control de accesos debe cumplir los requisitos profesionales y de idoneidad que se determinen, además de tener que superar unas pruebas de habilitación.

Así lo hizo saber la portavoz del Gobierno regional, Noelia Arroyo, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, donde condenó lo sucedido.