­Siguiendo el modelo de la primavera neoyorkina, los murcianos se echaron a las calles para promover el uso de sombreros, tocados o adornos. Decenas de personas desfilaron por la pasarela improvisada en la que se convirtieron las calles del recorrido, que tuvo lugar desde la Plaza de Belluga hasta la Circular.

Con la elegancia que su complemento favorito les aporta, pasearon despertando el interés de los más curiosos. Sombreros de paja, tocados con cientos de colores, con plumas o con flores naturales, boinas o diseños propios y exclusivos elaborados para la ocasión... consiguieron teñir las calles de Murcia de una forma inusual. «Ya es hora de que dejemos de sentir vergüenza por llevar algo que nos gusta, que nos da personalidad y que nos hace sentir especiales», contaba una de las participantes.

El sombrero no es prenda de ocasiones especiales, y quedó demostrado durante este recorrido. «Cada vez es más habitual encontrarnos con personas que se animan a incorporar este tipo de prendas a su atuendo diario», explicaba la diseñadora Mary Carmen Mercader, «es una prenda que jamás pasará de moda y que está en auge».

Aunque de manera menos abundante, y entre el gran número de mujeres, también se encontraban algunos seguidores de Humprhrey Bogartt. Imitando su porte y su sobriedad saludaban galantemente, intentado animar a aquellos que aún caminan con la cabeza descubierta a unirse a ellos. Incluso, los pequeños de la casa formaron parte del desfile con las gorras de sus ídolos de dibujos.

Porque llevar sombrero, además, no es solo una cuestión de moda. Si bien consigue hacer el todo de un look o ponerle el broche de oro, bien puede cumplir funciones más prácticas como proteger del sol y el frío.

El éxito de participación del primer Paseo de Sombreros de Murcia, organizado por las sombrereras Carmen Navarro y Juana Nicolás, fue la prueba suficiente de que los complementos de la cabeza se siguen y seguirán llevando.