La célebre huerta de Murcia, que suministró durante décadas las mejores frutas y hortalizas a todo el continente europeo, es ya una especie en peligro de extinción. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) ha llegado a la conclusión de que el 49% de las parcelas de la zona oeste de la huerta de Murcia están ocupadas por viviendas y edificaciones urbanas. La zona referida abarcaría las pedanías de La Arboleja, La Albatalía, Guadalupe y La Ñora, hasta llegar casi a Alcantarilla. Esta zona está regada por la acequia mayor Aljufía y se considera como la parte más antigua de la milenaria huerta murciana.

El estudio fue elaborado por los profesores de Arquitectura en la UPCT Marcos Ros y Fernando Miguel García. El trabajo se centra en explicar la transformación de los usos del suelo a largo del tiempo de la huerta murciana, un área inicialmente agrícola que desde los años 70 ha evolucionado rápidamente y se ha convertido en un territorio periurbano.

Según los investigadores, en esa transformación de los usos han influido principalmente tres fenómenos: la expansión ordenada de la ciudad, el crecimiento de los núcleos de población en las zonas agrícolas y la proliferación de viviendas dispersas y aisladas.

Esos factores, señalan los profesores, convierten esta singular zona, de unas 18.500 hectáreas, de las que unas 7.500 están consideradas de uso urbano, en un área difícilmente calificable como urbana o como agraria.

La investigación revela también que los periodos en los que más viviendas se construyeron en el área de la huerta fueron de 1956 a 1981 y de 1981 a 2002, con picos que evidencian una desaceleración en la dispersión de las viviendas coincidentes con la aprobación de planes generales de ordenación urbana en 1979 y 2001 que limitaron y ordenaron el crecimiento en la zona.

El estudio se llevó a cabo sobre un fragmento de la zona oeste de la huerta, la más antigua, de 785 hectáreas, y ha tenido en cuenta solo las parcelas consideradas como suelo rústico en el catastro.

Los investigadores pretenden extenderlo ahora a toda la huerta para evaluar los problemas y posibles soluciones planteados en este tipo de territorios tradicionalmente agrícolas sobre los que han proliferado de forma difusa usos urbanos. Además, está previsto analizar la conservación del paisaje agrario, el mantenimiento de la rentabilidad de la huerta, los elevados costes de los servicios urbanos o los problemas de movilidad, entre otros factores.

El trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación Migraciones contemporáneas y fraccionamiento residencial, financiado por la Fundación Séneca para el periodo 2011-2014, y en el que participan 9 investigadores de la Politécnica de Cartagena y la Universidad de Castilla-La Mancha.