Cada vez más españoles acuden a Jesús Abandonado para dormir y comer en sus instalaciones. Suelen ser hombres de unos 40 años que han perdido su empleo por la crisis económica y que solían trabajar en el sector de la construcción.

Así lo afirmó una de las trabajadoras sociales de esta fundación, María del Mar Ros, durante la jornada de puertas abiertas que se celebró ayer en las dependencias que Jesús Abandonado tiene en e número 8 de la calle Eulogio Soriano.

Esta jornada se celebró para conmemorar el Día Mundial de las Personas sin Hogar y a los asistentes se les mostró el nuevo comedor social, que comenzó a funcionar el pasado mes de agosto. «Ahora hay 40 mesas de 4 plazas cada una, por lo que hay un total de 160. Sin embargo, no hay límite a la hora de recibir a los comensales, porque el funcionamiento es el ´self service´, así que cuando unos terminan, se levantan y entran otros. Es un proceso cíclico, por lo que no hay que esperar. Antes había que hacer dos turnos de 92 personas cada uno», explica María del Mar Ros.

Otra de las trabajadoras sociales, Amparo Martínez, explicaba cuáles son las instalaciones de las que dispone la fundación Jesús Abandonado.

«Tenemos un albergue con capacidad para 140 personas y una residencia en la que se alojan 40 hombres y 8 mujeres. En el albergue las personas se instalan temporalmente, mientras que en la residencia sí que permanecen durante años», afirma. Matínez también explica dos de los proyectos más importantes en los que actualmente trabaja la fundación: el Proyecto Retorno y el Proyecto Encuentro. «Ambos proyectos consisten en la cesión de un piso para gente necesitada. Hay un piso para cada uno de los proyectos y ambos están en Murcia. En el piso del Proyecto Retorno tienen cabida seis personas, aunque actualmente hay cuatro, y en el piso del Proyecto Encuentro caben cuatro, pero ahora viven dos», cuenta Amparo. «La diferencia entre ambos proyectos es la procedencia de los usuarios. Los del piso del Proyecto Retorno vienen de la residencia y los del Proyecto Encuentro son personas que vivían en la calle. Aunque el objetivo al final es el mismo: que sean autónomos y sepan llevar una casa. La fundación les proporciona alimentos y productos de limpieza e higiene».

Tras la visita de las instalaciones y la explicación de las actividades, los trabajadores de la fundación leyeron un manifiesto en el que pedían mayores inversiones públicas para ayudar a los más necesitados y más servicios.