Ser profesor en un centro escolar concertado en la Región de Murcia supone padecer más estrés y ansiedad que los compañeros que ejercen la profesión en los centros públicos. Un dato curioso si se tiene en cuenta que son estos mismos profesores los que muestran una mayor motivación y ganas de superación laboral. Estas son dos de las conclusiones a las que llega un estudio elaborado por Isabel Latorre, doctora en Pedagogía por la Universidad de Murcia, y que analiza el modo en que los docentes afrontan su trabajo en función del centro en el que ejercen.

Esta investigación señala que cuatro de cada diez docentes de centros concertados (42%) están muy estresados frente al 27% de los funcionarios. Además, también sufren más angustia y ansiedad al enfrentarse a su trabajo diario. Sin embargo, estos profesores son capaces de canalizar el estrés mejor y son ellos los que presentan mayores niveles de responsabilidad ante su labor y de deseo de superación.

Por el contrario, el estudio observa que los docentes de los colegios e institutos públicos canalizan mucho peor su estrés y lo transforman en emociones de ira, rabia, enfado, malestar e insatisfacción; emociones que provocan rechazo a su profesión y una menor motivación.

La autora del estudio considera que esta diferencia de actitudes se debe a que "el profesor de un centro concertado puede tener una sensación de privilegio o de que debe algo a la empresa y aunque en su trabajo maneja un nivel de estrés muy alto lo asume y busca una respuesta en la superación diaria".

El estrés y la forma en la que se vive es una de las causas que provoca en los profesionales cuyo trabajo está basado en el contacto con los demás la enfermedad conocida como 'burnout' o síndrome del quemado. Se trata de una patología que provoca un estrés crónico y que se manifiesta con sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja, en el caso de los profesores hacia los alumnos. Los expertos señalan que todas estas emociones se traducen también en síntomas físicos, como problemas cardiorespiratorios y gastrointestinales. La irritabilidad y el cansancio crónico son otras consecuencias.

Isabel Latorre explicó a LA OPINIÓN que la intención primera de su estudio "era averiguar si el riesgo de padecer la enfermedad es mayor en función del tipo de centro en el que se trabaja, pero al analizar todas las variables la conclusión fue que todos tienen el mismo riesgo, aunque sí que es cierto que hay diferencias en el modo en que canalizan sus emociones".

Uno de los aspectos que influye para que los profesores de los centros concertados se sientan más motivados es el hecho de que se consideran más queridos, valorados y respetados por sus alumnos que los docentes de la red pública. Lo mismo ocurre con relación a sus superiores. En los colegios e institutos privados subvencionados con fondos públicos los trabajadores se sienten mucho más apoyados y respaldados por sus jefes.

Es precisamente esto, el hecho de no sentirse apoyados, lo que hace que al final los profesores de enseñanza pública tengan el mismo riesgo de sufrir el síndrome del quemado que los de la concertada, que están mucho más estresados por el trabajo.