Finales de agosto y principios de septiembre es una época propicia para la celebración de bodas en la Región de Murcia, unido al gran número de festejos que acogen los municipios murcianos. Cada vez es más frecuente en este tipo de eventos que se utilicen farolillos voladores durante los mismos, una práctica que agrada a los participantes pero pone en jaque a otros sectores por las consecuencias que pueda tener un mal uso de estos artefactos con fuego en su interior.

Una zona que sufre el peligro de esta práctica es el parque natural de Sierra Espuña, donde se han encontrado varios de estos artefactos, que llegan en muchas ocasiones con la llama de la vela aún encendida, lo que puede provocar incendios. Y es que, pese a que no han llegado a ocasionar ningún fuego, sí alertan a los Agentes Medioambientales sobre su uso cada vez más frecuente.

En la Región de Murcia no existe una regulación específica sobre los mismos aunque sí se aconseja no utilizar este tipo de objetos en lugares cercanos a zonas boscosas por las consecuencias que pudieran ocasionar al respecto.

Es por este motivo por el que se ha solicitado que quede regulado su uso, cada vez más visible y en mayor cantidad por su atractivo, fácil funcionamiento y escaso coste ya que una unidad de estos farolillos no supera el precio de un euro.

Los farolillos voladores pueden llegar a alcanzar una altura considerable y una distancia indeterminada que puede sobrepasar varios kilómetros ya que cada farolillo tiene unas medidas específicas según el peso y tamaño. Una vez que cogen altura se vuelven estables y lo normal es que agoten el combustible antes de caer al suelo, pero está certificado que en el proceso de despegue inicial no son nada estables y depende en gran medida del viento que haya para que funcione de una manera u otra.

Tres minutos de combustión

Aunque se estima que el tiempo de combustión de los farolillos es de poco más de tres minutos, durante todo ese tiempo no hay un control sobre el artefacto ni la trayectoria que pueda llevar, lo que alerta a los organismos de seguridad medioambiental y prevención de incendios ya que éstos pueden chocar contra edificios con toldos, árboles y multitud de objetos pudiendo ocasionar graves desperfectos, como es el caso de las zonas de bosque, dado la sequedad del terreno y abundancia de malezas.

Aunque no es frecuente establecer incendios debido al uso de farolillos voladores, sí se debe extremar la precaución en su uso y adquirir unidades reguladas con controles de fabricación que no alteren su funcionamiento.

Es por este motivo por el que los especialistas en prevención alertan a los usuarios de estos artefactos que eviten su uso cuando haya rachas de viento inestables, en lugares donde pueda ocasionarse fuego y siempre con una manipulación correcta que no pueda provocar ningún incendio. Entramos en una época con muchas celebraciones y cualquier precaución que se tome es poca.