Los cascos azules de la ONU en el sur de Líbano llamaron al Ejército israelí en diez ocasiones en un plazo de seis horas para pedir que se interrumpieran los bombardeos en la zona cercana antes de que su puesto de observación resultara alcanzado, matando a cuatro de ellos, según los detalles del informe preliminar de la ONU sobre el incidente a los que ha tenido acceso Associated Press.

En cada una de las llamadas, un oficial israelí prometió cesar el bombardeo, según un responsable de la ONU que ha visto el informe preliminar. Los cascos azules en el puesto de la FINUL afirman que la zona en torno a un kilómetro del puesto estaba siendo atacada con munición de precisión, incluidas 17 bombas y 12 proyectiles de artillería, cuatro de los cuales alcanzaron la posición de la FINUL directamente ayer, según el informe.

El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, explicó ayer al margen de la conferencia de Roma que la ONU ha aceptado el "dolor" y las excusas de Israel por el bombardeo a una base de observación de la FINUL en Líbano, pero ya había apuntado a que el Ejército israelí sabía desde por la mañana que en la zona había personal de Naciones Unidas.

Annan quiso puntualizar que en un principio pensó que era un ataque "aparentemente deliberado" pero que ayer por la mañana habló con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, que le garantizó que fue un error y le expresó su "dolor". "Hemos aceptado las palabras del primer ministro israelí pero hay que aclarar lo que pasó ayer", añadió, pidiendo una investigación conjunta.

Según Annan, sus fuentes le han informado de que desde la mañana del martes, el ejército israelí sabía que en la zona que estaban bombardeando había observadores de la FINUL porque estaban en contacto, pero que sin embargo los bombardeos duraron hasta la tarde". "Esperaremos el final de la investigación", concluyó. En este sentido, el Gobierno israelí negó ayer tajantemente que el bombardeo de un puesto de la FINUL en el sur del Líbano haya sido intencionado, y ha pedido perdón a la ONU por la muerte de cuatro integrantes de esa fuerza internacional.

Explicaciones

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, y su ministra de Exteriores, Tzipi Livni, no ahorraron esfuerzos para tratar de disipar las duras críticas internacionales por el episodio que costó la vida a cuatro "cascos azules" de nacionalidad austríaca, finlandesa, canadiense y china.

"Hemos enviado nuestras condolencias a las familias de los soldados y hemos dejado claro que no se trató de un ataque deliberado porque Israel nunca ha tenido ni tendrá (a miembros de la ONU) como objetivos, pues no forma parte de nuestra política ni de nuestros valores", declaró Livni en una comparecencia de prensa en la ciudad de Haifa.

La jefa de la diplomacia israelí subrayó que "mi esperanza es que la ONU comparta la visión de que estamos en el mismo bando combatiendo el terrorismo y el largo brazo de Irán en la región". Horas antes, el primer ministro israelí había telefoneado al secretario general de la ONU, Kofi Annan, para expresarle personalmente sus condolencias. Olmert le manifestó "el profundo lamento de Israel por la muerte de los militares por un error" de la Fuerza Aérea, dijeron fuentes de la oficina del primer ministro israelí. También le expresó su descontento por las declaraciones de Annan acerca de que se trataba de un ataque "aparentemente intencionado".