Equipos de forenses han iniciado hoy en Tegucigalpa la ardua tarea de identificación de las 355 víctimas del incendio de una cárcel del centro de Honduras, cuyas causa aún no han sido esclarecida.

La Fiscalía concluyó esta madrugada el traslado a Tegucigalpa de los 353 cadáveres de las víctimas en contenedores refrigerados, mientras que hubo dos presos más que murieron el miércoles en el Hospital Escuela de la capital hondureña por las heridas que sufrieron, indicó a Efe un portavoz del Ministerio Público.

Todos los cuerpos fueron traídos anoche a Tegucigalpa y serán entregados a sus familiares lo más pronto que se pueda, dijo hoy a los periodistas el fiscal general adjunto, Roy Urtecho.

Centenares de familiares de las víctimas, entre hombres, mujeres y niños, se concentran desde anoche en Tegucigalpa entre muestras de dolor para que les entreguen pronto los restos de sus parientes muertos en la noche del martes en la Granja Penal de Comayagua, donde estaban recluidos más de 800 presos.

Junto a los cadáveres, a la capital hondureña han empezado a llegar expertos en medicina forense de Chile y El Salvador para sumarse a las labores de identificación de las víctimas, como parte de la ayuda solicitada por el Gobierno que preside Porfirio Lobo.

La ayuda ha sido solicitada a los países de Centroamérica, Chile y México, indicó a Efe una fuente cercana al poder Ejecutivo.

Asimismo, el secretario del Congreso Nacional, Rigoberto Chang Castillo, presentó anoche una iniciativa legal para que se permita la entrega sin autopsia de los cuerpos de los reos que puedan ser identificados por sus parientes, informó hoy la prensa local.

De momento han sido entregados a sus familiares los cadáveres de los dos heridos que fallecieron en el Hospital Escuela, que estaban plenamente identificados.

Una treintena de reclusos fueron llevados a este hospital en Tegucigalpa y a otro en Comayagua, para ser atendidos por quemaduras y fracturas, y algunos ya han sido devueltos al penal, ubicado a unos 80 kilómetros de la capital.

La Secretaría de Salud, por su parte, inició hoy los trabajos de limpieza de la Granja Penal de Comayagua, cuyas instalaciones se convirtieron en un infierno en la medianoche del martes por un incendio de cuyo origen se manejan dos hipótesis: que se debió a un cortocircuito o a la quema de un colchón por parte de un recluso.

Entre las víctimas del incendio en la cárcel de Comayagua se encuentran un mexicano, un guatemalteco, un salvadoreño y un brasileño, cuyas identidades no fueron reveladas, según informó el diario La Prensa de Honduras, que cita declaraciones de la coordinadora de fiscales del Ministerio Público, Danelia Ferrera.

El presidente Porfirio Lobo prometió el miércoles una investigación con "total transparencia" para determinar "qué fue lo que provocó esta lamentable e inaceptable tragedia", y como primera medida suspendió de sus puestos a todos los responsables de prisiones hasta que se esclarezca lo sucedido para "deducir las responsabilidades".

Los recuentos difundidos hasta ahora, sin que aún se hayan dado nombres de víctimas mortales, hablan de al menos 377 supervivientes, entre los que se cree que hay un número aún indeterminado de fugados.

Algunos supervivientes han denunciado que los carceleros se negaron a abrir las celdas al registrarse el incendio.

Esta es la peor tragedia ocurrida en los 24 centros penitenciarios hondureños, que tienen capacidad para unos 8.000 reos pero que albergan a casi 16.000, según fuentes de la Policía hondureña y organismos humanitarios locales.