La imagen convertida en poesía

Un plano, un verso; una secuencia, una estrofa; un filme, un poema. Así puede verse y sentirse la obra de Gonzalo Ballester; aunque el argumento documental de la pieza nos lleve por caminos de una realidad que se denuncia o que nos abre los ojos, el realizador nunca olvida su ética cinematográfica, ni renuncia a su visión del silencio, el ritmo y la sensibilidad extrema del oficio. Cuente lo que cuente, su ‘tempo’ es solo suyo.

La saga de los Ballester, en su dedicación artística, alcanza, aunque individualmente de forma distinta, la excelencia. Mariano Ballester; Antonio Ballester Les Ventes y Antonio Ballester Moreno; Juan Ballester y Gonzalo Ballester. Pintores, fotógrafos, creadores de belleza plástica. A Gonzalo lo descubrí en el 2006 cuando fui jurado de un premio de cortometrajes municipal, no sé exactamente si el Crea Joven o el Murcia Joven; da igual, allí otorgué mi voto a favor de Mimoune, una película documental que trataba el problema de la inmigración. En aquel caso, su primer trabajo, no es que superara las imprecisiones del principio de una carrera, era que se mostraba madurado en la dicción cinematográfica. Desde entonces siempre que he tenido la oportunidad pública o privada de comentarlo he dicho que Ballester es uno de los cineastas de mayor proyección de nuestra región, quizá el mejor; sin ánimo de comparaciones.

Recientemente he tenido la ocasión, por su invitación personal, de ver un pre-montaje final de un trabajo sobre la colombicultura, en Murcia, un tema muy difícil de fotografiar (lo sé por propia experiencia) y ha dado una estupenda versión de ese deporte que llaman azul y sus características muy precisas; vistas por él con el humor que a los protagonistas pasa desapercibido. La última noticia sobre Gonzalo Ballester es su presentación de La Serenísima en el Thyssen, de Madrid. Una obra basada en la visión del pintor Ramón Gaya, de Venecia; con fragmentos rodados por el propio artista en formato estrecho y sus delicadas manifestaciones sobre la ciudad ahogada. En la 2 de TVE en la serie Imprescindibles, también se verá el segundo trabajo sobre el maestro murciano: Ramón Gaya. La pintura como destino. (2015), un largometraje de una hora aproximadamente. El resto de su filmografía es muy brillante también El último paisajista (2007), cortometraje dedicado al pintor Pedro Serna; The Molky way, de (2009), Al-Madina (2011) o Al otro lado del mar (2011); siempre con un punto de vista diferente del documento, más allá del documental, y una estética cuidada con la música añadida que nos trae y nos lleva donde el realizador quiere. Gonzalo Ballester representa a Murcia con mucha altura; con su prestigio ganado cuidadamente (estuvo en una previa nominación para un Goya); estudiando fuera de España y viendo el mundo desde su hermosa perspectiva.