Me contaba Ibon Navarro el pasado verano en una entrevista que su hijo Aritz, que tiene poco más de dos años, en lugar de ver dibujos animados en la tablet se 'traga' partidos de la Euroliga. Quizás por ello, el entrenador del UCAM Murcia tenía claro cómo desactivar a Dylan Ennis a Miliko Bjelica, dos jugadores que llegaron esta semana desde el Estrella Roja, ya eliminado en la máxima competición continental, al rescate de un Tecnyconta Zaragoza que vive la peor temporada de los últimos tiempos. El scouting, quizás, lo había hecho en casa, durante la temporada y junto al pequeño de la casa. Desactivados el estadounidense, que acabó con 8 puntos tras 15 lanzamientos a canasta, y atado en corto, pese a que sumó 14 tantos, el pívot serbio, solo quedaba la amenaza de Gary Neal, quien firmó en el segundo cuarto un hecho pocas veces visto: fue el único que anotó de su equipo en este período, en el que sumó 16 puntos para un total de 19 en el ecuador del choque. Después, en el tercero, ya con Brad Oleson sin la máscara -se la quitó a los dos minutos de juego cansado ya de que la misma mermara su rendimiento desde hace tres jornadas-, el artillero solitario del Zaragoza ya no fue tan letal frente a una orquesta local con un coro bien armonizado al ritmo que imponían sus dos directores sobre la pista, Charlon Kloof y Clevin Hannah. Mientras tanto, Sadiel Rojas sumaba sin tanta brillatez como Neal, pero sí con una efectividad que su equipo agradecía mucho más. Después del encuentro se conoció que incluso había jugado con unas décimas de fiebre y que pese a ello firmó su mejor actuación a nivel estadístico en la Liga ACB: 17 puntos y 12 rebotes para sumar 21 de valoración. El dominicano, en definitiva, se creció frente al equipo que le noqueó en la primera vuelta por una acción antideportiva de Nikola Dragovic, al que los Sufridores del CB Murcia recordaron aquella acción que acabó con el bravo jugador murcianista inconsciente, tendido sobre la pista y metiendo el miedo en el cuerpo a todos en el pabellón Príncipe Felipe.

Todo esto ocurrió después de un inicio de partido cordial, donde los entrenadores se intercambiaron libros. Ibon Navarro le regaló a Pep Cargol la primera parte de una trilogía, El siencio de la ciudad blanca, de Eva García Sáenz de Urturi, una novela que se desarrolla en la ciudad natal del preparador murcianista, Vitoria, donde el UCAM jugará el próximo domingo antes de viajar a Atenas. Precisamente fue el mismo que Pedro Martínez le le envió a Pablo Laso, también nacido en la ciudad vasca, con motivo del Baskonia-Real Madrid que se jugará cuando ambos acaben el play off de cuartos de final de la Euroliga. El técnico del Zaragoza, por su parte, optó por un autor de la tierra, Arturo Pérez-Reverte, regalándole Los perros duros no bailan, una novela negra. Intuimos que el de Girona eligió este libro por ser su autor 'casa', aunque el cartagenero estoy seguro de que nunca antes había pisado una pista de baloncesto. Uno de sus libros, al menos, sí que ha sido protagonista en la Liga ACB.