Llegar a la Copa de España y encontrar el paraíso a las primeras de cambio, sin un bagaje previo, es una misión casi imposible. A lo largo de la historia, solo unos elegidos lo han conseguido, como el Jaén en 2015, cuando alcanzó el torneo de tapado, sin entrar en las quinielas, y salió con el título bajo el brazo. El Plásticos Romero quería ser el nuevo Jaén, pero precisamente el equipo andaluz le robó el sueño cuando más arriesgó y con portero-jugador llegó a acariciar el empate. Pero Drahovsky seguro que seguirá dándole vueltas a la cabeza a ese disparo que estrelló en el palo con 2-3 en el marcador. La tuvo en sus botas, pero se le escapó por unos milímetros. Fue la gran diferencia entre un equipo curtido en estas batallas y otro que empieza a codearse con los grandes. Los andaluces marcaron un tanto a trompicones mientras que los cartageneristas se estrellaron con Dídac y la falta de acierto. En cualquier caso, de esta derrota deben hacer los hombres de Juan Carlos Guillamón un acicate para ese tramo final de la temporada donde les queda el objetivo -ya no es un reto, se ha convertido en una autoexigencia- de meterse en los play off.

Dolido pero con la cabeza alta. Así se marchó el equipo de Cartagena del WiZink Center de Madrid, donde estuvo arropado por unos quinientos seguidores que le alentaron cuando las embestidas del rival eran más duras. El 2-5 final solo fue fruto de los riesgos que tuvo que asumir en una segunda parte en la que tuvo que remar siempre a contracorriente. Y eso le pasó factura, porque cuando necesitó frescura, no tuvo lucidez.

Al equipo de Cartagena le costó entrar en el partido. Hasta el minuto diez estuvo a merced de su rival debido a varias imprecisiones defensivas. Y es que el partido lo marcaron los errores más que los aciertos. Quien cometió menos se llevó el pase a las semifinales. Así de sencillo entre dos rivales más preocupados en muchas fases de no perder que de ganar. El reflejo fue el primer gol. Después de varios disparos y rechaces que cayeron en las botas de los jiennenses, Alan Brandi, con Raúl Jerez ya batido, solo tuvo empujar el balón. No se desmoronó el Plásticos, que en una jugada de estrategia encontró la recompensa con el 1-1 tras un disparo demoledor de Jesús Izquierdo (minuto 17).

Pero el equilibrio de la primera parte lo rompió en la segunda el Jaén al aprovechar dos imprecisiones. Primero, después de acariciar el gol Pelé, Dani Martín recogió el rechace, superó por velocidad a Jesús Izquierdo y batió a Raúl (min. 27). Y menos de dos minutos después llegaba el 1-3. Pelé lanzó una patada al aire en el intento de despejar, pero Mauricio se llevó el esférico y logró el tanto.

El Plásticos Romero tiró entonces de orgullo y se quitó la máscara. Pelé e Ique lo intentaron con sendos disparos lejanos antes de que Jesús Izquierdo estrellara un balón en el poste tras una saque de banda de Juanpi. Los dos jugadores murcianos fueron los protagonistas del 2-3 (min. 31), tras el que el Jaén logró dormir el esférico. Ante esta situación, a 4:32 del final, Juan Carlos Guillamón puso a su equipo a jugar de cinco con Jesús Izquierdo. En la primera jugada, Drahovsky estrelló el balón en el poste, pero no hizo más daño el Plásticos Romero. Al contrario, en el último minuto recibió dos tantos con la portería vacía. Fue una anécdota, simplemente el epílogo de la primera participación de este joven club en la Copa. La primera experiencia no fue positiva, pero para ganar finales hay que perder primero otras, como decía Johan Cruyff.