¿Ha sido siempre una mujer muy deportiva?

Siempre fui una niña activa desde bien pequeñita y hacía deporte para divertirme, pero cuando me fui a la Universidad lo dejé aparcado, me centré en estudiar y en conocerme a mí misma. Pero hace unos diez años hice un curso de escalada, donde conocí a mi futuro marido y se me abrió un mundo de posibilidades nuevas.

¿Y cuándo le dio por el ciclismo?

Hace tres años, cuando mi pareja me dijo de preparar una carrera por etapas para hacerla juntos como un reto. Ahí empezó mi pasión, pero es que poco a poco me fui picando y pensando siempre en hacer algo más.

¿Cuál fue su primera carrera?

La Andalucía Bike Races, vamos, que empecé a lo grande, con seis etapas. Era como un reto acabarla, para sentir lo que suponía competir seis días seguidos y exprimir el cuerpo y la cabeza, que muchas veces tira más que las piernas. Pero está claro que la motivación, como en la vida en general, es lo que te hace crecer como persona.

¿Y a qué le ha ayudado el deporte?

A ser la persona que soy hoy en día. Ya no solo a nivel de encontrarme bien, sino emocional y de conocerme a mí misma, porque cuando te enfrentas a una carrera dura, tú estás sola y sacas cosas que si no las haces así, no las conseguirías. Y además, trabajo en un centro deportivo dando clases de zumba, pilates y de todo.

Todo eso está de moda.

Es que el deporte está de moda porque la cabeza y el cuerpo se encuentran mejor.

Y además conoció a su pareja en el deporte.

Sí, fue en un curso de escalada y desde entonces hemos hecho muchísimas cosas juntos, como viajar a Perú y Marruecos, porque antes del ciclismo hice alpinismo.

¿Qué montañas ha escalado?

En España hice el Naranjo de Bulnes y la zona de Sierra Nevada, Gredos y Pirineos. Y fuera del país he estado en los Alpes, subí el Gigante, que es un 4.000 metros, y en la zona de Marruecos, donde ascendimos el Toubkal. Y antes de empezar con la bicicleta estuvimos en Perú, donde hicimos montañas de 5.500 metros.

Veo que es una alpinista consumada, que lo suyo no es una broma.

Bueno, yo siempre pienso que hay que aprender y que cada experiencia te enseña algo. Hay veces en las que no puedo ni explicar las sensaciones que he vivido realizando esas ascensiones, pero es que solo he buscado sentirme bien conmigo misma. Todo lo que me da cosquillas en la barriguica me gusta probarlo.

¿Es muy atrevida?

Sí que hay miedo, pero es que ahí está el juego.

¿Y hacer bicicleta por montaña ha sido por escalar de una forma diferente?

No, fue porque nos lo planteamos. Pero para ir a todos los sitios en los que he estado sin sufrir muchísimo, decidí tirarme un tiempo dándole a la bicicleta. Además, cuando me vi en las carreras peleándome con las buenas de verdad, me animé más. La verdad es que esta temporada se me ha dado bien, porque he sido subcampeona de España de ultramaratón, gané un carrera en Portugal de seis etapas por parejas mixtas y también triunfé en la Copa FasterWear de la Región. La temporada ha sido larga, pero se ha visto recompensado el trabajo.

¿No se siente sola cuando va a las carreras y ve muchos hombres y pocas mujeres?

Pues sí, hay veces que te peleas porque hay chicos que son muy amables y otros que no lo son tanto, que sacan tu lado malvado. Pero, por ejemplo, cada día hay más chicas en el ciclismo y el triatlón.

¿No es una cuestión de cultura?

Las mujeres estamos despertando, vamos poquito a poco, aunque también es cierto que si te quieres tomar la bicicleta en serio, necesitas dinero y tiempo.

Pero muchas mujeres me transmiten que tienen miedo a muscularse como los hombres.

Sí, pero en ese sentido las mujeres están equivocadas, sobre todo en la bicicleta, donde para muscularte muchísimo necesitas un programa y llevar una alimentación muy exhaustiva. Puede que se te pongan las piernas más fuertes, pero no te defines como un chico. Eso es un mito.

¿Y qué haría falta para que la mujer se anime más a practicar el ciclismo?

El ciclismo es un deporte muy duro, porque te tiene que motivar. Además, se pasa mucho miedo cuando te tiras por sitios muy empinados. Hay que ser valiente, pero cada día las mujeres ven más los beneficios de hacer ciclismo y por eso están proliferando las quedadas exclusivamente para chicas, donde nos sentimos arropadas.

¿De verdad no tiene miedo en las espectaculares bajadas que deben realizar en el XCO?

Sí pasas un poco de miedo, pero ahí está el juego. Este año, en el Campeonato de España de XCO, que es la modalidad olímpica, me encontré con una bajada que no sabía cómo la iba a hacer, no podía ni dormir pensando cómo lo iba a afrontar, pero finalmente lo hice sin ningún problema. Pero el miedo lo puedes extrapolar a tu vida diaria, como la ansiedad que te genera pensar que te vas a quedar sin trabajo.

¿Se considera muy competitiva?

Me gusta competir, pero sobre todo lo hago conmigo misma. Si hay una persona que está más fuerte, no pasa nada, se le anima y se le aplaude.

¿De dónde saca el tiempo para entrenar?

Juego con mi entrenador porque mi trabajo es hacer deporte y llevo mucha cautela, ya que es muy fácil lesionarme. Además, diariamente tengo que hacer tres horas de ejercicio en el gimnasio y otras tres de bicicleta.

Su problema entonces es el sobreentrenamiento.

Así es y por eso muchas veces voy pasada.

¿Y qué retos se ha planteado ahora?

Tengo ganas de volver a la Gigante de Piedra, de 200 kilómetros y más de doce horas de bicicleta, pero también escalar grandes paredes, por lo que voy a alternar el alpinismo con la bicicleta.