Solo tiene 24 años, y ya es un trotamundos en esto del fútbol sala. ¿Cuál es su experiencia?

Llevo una trayectoria muy larga de viajes. A nivel profesional, empecé en ElPozo, en el filial. Y el año que decidí marcharme de Murcia me fui a Melilla, hará cinco años. Después fiché por Jumilla en Primera División, y el año pasado decidí salir de España para jugar en Italia, en el Arzignano. Y ahora regreso, aunque lejos de casa. Me marcho al Lugo.

Lugo, el antiguo Azkar, y que ahora milita en Segunda.

Sí, ahora es Prone Lugo. Después de unos años con problemas, están intentando volver a ser lo que eran. En Lugo se atraviesa ahora una etapa en la que, poco a poco, se intentan evitar problemas del pasado. Han apostado por mí, y por un par de jugadores más para crear un proyecto joven. El objetivo es ir poco a poco.

¿Cómo sobrellevó tener que marcharse a Italia para poder jugar al fútbol sala?

No es nada fácil pensar que tienes que salir de tu propio país para intentar vivir un poco de esto. Fueron nuevas experiencias, las cosas aquí no van bien. Te vas lejos de tu familia y tus amigos, pero al final tienes que correr algunos riesgos para vivir de lo que te gusta.

¿Existen muchas diferencias entre España e Italia, al menos salarialmente?

En España la crisis ha afectado mucho al tema de los sponsors, nadie se arriesga a meter dinero en los clubes de aquí. En Italia no tienen ese problema, allí se apuesta por los equipos y eso también repercute en los salarios.

Y en lo que refiere a la Segunda División de cada país, ¿dónde encuentra más similitudes?

En Italia cada vez se fichan más jugadores de fuera y los equipos se refuerzan cada vez mejor. Aunque tienen unas reglas diferentes: en Italia, tanto en Primera como en Segunda, cada equipo tiene que tener tres o cuatro jugadores sub-21 que sean italianos. Y también hay un tope de extranjeros.

¿De qué manera le ha enriquecido marcharse?

Al final vives nuevas experiencias, costumbres que tienen allí, métodos de entrenamientos... Estás habituado en España a jugar de una manera, y allí es todo más físico que táctico. Los entrenamientos también. Los compañeros están habituados a eso y así aprendes cosas nuevas.

¿Cuántos partidos disputó aproximadamente?

No participé en todos los partidos, ya que eramos cuatro extranjeros y solo pueden jugar tres. Íbamos rotando durante toda la temporada, y terminé jugando unos veinte partidos.

¿Se le propuso seguir allí?

En principio no, pero después me llamaron para renovar. Cuando supieron que tenía ofertas de otros clubes de Segunda italiana, me ofrecieron continuar.

Además del fútbol sala, ¿a qué más se dedica?

Estudio un Grado Superior de Administración y Finanzas, que al marcharme a Italia tuve que apartar. Ahora quiero retomarlo.

Su trayectoria hasta el momento, ¿cumple con sus expectativas iniciales?

Todo pasa por disfrutar del fútbol sala. Todo el mundo quiere jugar en el mejor equipo y ganarlo todo, pero no todo el mundo puede. Donde disfrute y sea feliz, allí voy a jugar. Como si tengo que volver a Italia, no tengo problemas.

Hace poco estuvo en los entrenamientos del Alcantarilla CFS, club por el que pasó de pequeño. ¿Cómo valora su papel?

Están haciendo un gran trabajo. En esas edades, lo mejor y más importante para un niño es aprender teniendo un buen equipo y un buen entrenador. Y eso pasa en Alcantarilla con la familia de José Antonio García.

¿Un referente en el que fijarse como jugador?

Pues fíjate que he tenido muchos referentes, pero todos de fútbol. El referente siempre ha sido Zidane, aunque en fútbol sala el jugador que más me ha impactado, y con el que he tenido la suerte de entrenar, es Kike Boned.