Febrero del año 2000. Villafranca del Penedés. Campeonato de España de atletismo en categoría juvenil. Una joven lorquina de 17 años se cuela en el podio en la modalidad de lanzamiento de peso. Su nombre: Úrsula Ruiz. Su marca: 12,73 metros. Han pasado 17 años y ese título solo es un botón en el palmarés de una de las mejores atletas del país, sin embargo, ni un solo día ha olvidado la murciana ese lanzamiento que le dio su primer gran éxito. Un logro por el que derramó «sus primeras lágrimas» de felicidad. A ese día de febrero del 2000 han ido sumándosele muchos otros, al igual que aquel podio en el Nacional juvenil se ha convertido en un habitual en la carrera deportiva de Úrsula Ruiz, la número 1 del ranking español en su modalidad, pero ninguno de sus éxitos es comparable al que logró hace unos días, concretamente el 22 de julio, en Barcelona. En la Ciudad Condal consiguió dar ese paso por el que viene trabajando día tras día, semana tras semana, año tras año, pero que nunca llegaba. A sus 33 años -cumplirá 34 el próximo 11 de agosto- la lorquina, posiblemente inspirada por la paz y la tranquilidad que ha encontrado tras volver a casa con su familia, cambiaba el «pasito a pasito» de la canción del verano para convertirlo en un ´pasazo´ de 18,28 metros.

Impulsada por un grito ensordecedor, la bola se fue a una distancia nunca conseguida por una deportista española, una marca que permite a Úrsula Ruiz dar el paso que le faltaba para pasar a la historia del lanzamiento de peso en España, un número que hizo que en los marcadores del estadio Joan Serrahima de Barcelona apareciese la palabra ´Récord´. Porque a la vez que la lorquina intentaba medir con la mirada la distancia a la que había caído la bola, los jueces marcaban los 18,28 metros, una marca que solo significaba una cosa: Úrsula Ruiz había superado el récord que tenía en su poder Irache Quintanal (18,20 metros) desde hace diez años -4 de julio de 2007-. Y curiosamente no pudo elegir un mejor día la murciana, porque justo la jornada en la que se coronaba era la que Quintanal -su rival, su amiga, su maestra...- había señalado en el calendario para poner fin a su carrera deportiva. «Es un regalo para ella», explicaba la lorquina. «Ella me ha levantado cuando peor estaba».

Lo celebró sobre la pista y fuera. Siempre con esa ´cachopandi´ formada por las deportistas que sostienen el atletismo en este país -Ruth Beitia, Berta Castell, Mercedes Chilla e Irache Quintanal-. Y también lo festejó con su familia, junto a los que ha encontrado «la calma y la tranquilidad» necesaria para conseguir ese reto que siempre aparecía en el horizonte, pero que nunca acababa de llegar. Porque, después de muchos años, ´Suly´, como la conocen sus amigos, es más de Lorca que nunca. Tras abandonar León, donde creció deportivamente de la mano del técnico Carlos Burón, Úrsula Ruiz regresaba a la Ciudad del Sol, donde ahora trabaja día a día junto Manolo Martínez, el mismo que durante muchos años hizo a los españoles sentarse frente al televisor para aprender una modalidad deportiva que pocos entendían.

Junto al leonés, bronce olímpico en Atenas, la murciana está viviendo una segunda juventud, una etapa en la que mira adelante con la experiencia que da el dominar el lanzamiento de peso en España -lleva diez títulos nacionales de forma consecutiva- y el haber participado en unos Juegos Olímpicos -Londres 2012, así como en distintos campeonatos de Europa y del Mundo, pero con la ilusión del que sabe que todavía puede dar mucho más de sí. «Soy cabezona por naturaleza», reconoce, y después de demostrarlo en el Nacional de Barcelona, donde se ha quitado un auténtico peso de encima -ya nunca tendrá que contestar a la pregunta ´¿y el récord de España para cuándo?´-, este mes de agosto tendrá la oportunidad de volver a confirmarlo. Será en Londres, donde, cuando el día 5 dé comienzo el Mundial de Atletismo, Úrsula Ruiz intentará volver a gritar tan fuerte que por fin su nombre también resuene a nivel mundial.