El 28 de junio se cumplieron los 75 años en que el Barcelona y el Murcia se enfrentaron por un puesto en Primera. Hay que bucear, por tanto, en la historia futbolística para entender como un coloso llegó a tan angustioso trance y el por qué se jugó a fecha tan tardía. Fuentes murcianas consultadas son el Tomo 1 de la mastodóntica obra de Antonio Aullón, y el interesante trabajo de Antonio Gómez-Guillamón Buendía, mientras que es el Mundo Deportivo en su tantas veces referidas hemeroteca, la más utilizada.

El caminar del Barcelona y el Real Murcia

En la temporada 1941-42 el Barcelona realizó la peor actuación de su larga historia en 1ª División. Necesitó dos entrenadores, Ramón Guzmán ( jornada 1ª a la 17ª) y Nogués hasta el final, clasificándose duodécimo, puesto antepenúltimo que le concedía el dudoso honor de defender su puesto. Sumó 19 puntos, merced a sus 8 victorias y 3 empates, cosechando 15 derrotas, marcando 57 tantos (17 de los cuales obra de Mariano Martín) y encajaron 66. El campeón sería el Valencia. En la plantilla blaugrana, muy cargada de años, dos futbolistas habían pertenecido al Murcia: el barcelonés Miró, guardameta, (un solo partido en la 35-35) y el ceutí Bravo, quien el Murcia lo traspasó al Barcelona, tras la gesta del Mirandilla (39-40).

El Murcia, que había descendido el año anterior en Vallecas tras dolorosa promoción igualmente defendiendo su puesto en 1ª frente al Real Deportivo Coruña, mantenía prácticamente la base (Suárez, Solé, Tamayo, Huguet, Vega, Rancel€) Se reforzó con los coruñeses Novo y Neira y sobre todo con el valenciano Vilanova, que venía del Zaragoza, y era el segundo gran goleador de la historia del Valencia, detrás de Arturo Montes y antecediendo a Edmundo Trabanco ´Mundo´, pichichi con 27 goles ese año, que afloraba entonces. El ´xiquet´, como todos le conocían, en una entrevista con el maestro Jaime Hernández Perpiñá, confesó que su fichaje por el Murcia le reportó 18.000 pesetas, más dinero percibido que los siete años en los que perteneció al Valencia. El presidente, D. Jose Iniesta Eslava, que cursaba su tercer año de presidencia, y que era un conspicuo admirador del Barcelona, vuelve a a contratar a José Planas Artés (Barcelona 1901), que ya en la temporada 1930-31, entrenó al Murcia y era considerado como uno de los grandes entrenadores españoles.

Ese año, bajo su batuta queda segundo en el Grupo III a tres del Betis, con 8 victorias, 1 empate y cinco derrotas, con 37 goles (con Vilanova autor de 14 goles) y 28 encajados. El segundo puesto le otorga participar en la liguilla de ascenso a Primera. De nuevo el Real Murcia volvió a quedarse a las puertas del ascenso, quedando tercero (con Vilanova marcando 8 goles en 10 partidos), a un punto del Zaragoza, y a tres del Betis, que son los que ascienden. El puesto tercero le da derecho a promocionar con el Barcelona, mientras que el cuarto, el Sabadell se enfrentaría al Oviedo; tercero contra duodécimo y cuarto contra undécimo. Es decir que a primeros de abril, el Murcia ya sabía que su rival sería el Barcelona. Y hasta el 28 de junio, casi dos meses después no tendría lugar el duelo.

Esperando al Barcelona

A diferencia de la actual Copa del Rey que se resuelve prácticamente los meses de diciembre, enero y febrero en apretadas eliminatorias, la Copa del Generalísimo entonces, se jugaba inmediatamente después de acabar la Liga, a doble partido, con partidos de desempates en campo neutral en caso de necesitarlo.

El Murcia dura dos semanas. Eliminó en 1/16 de final al Alicante (1-1 en la Condomina y 1-2 en La Viña) y en octavos de final necesito tres partidos para que el Valladolid lo eliminaran. 3-0 en La Condomina y 4-1 en Zorrilla, lo que obligó a jugar un partido de desempate. Que se jugaría en Chamartín, donde los de Pucela ganaban 3-1 y el Murcia quedaba libre (19 de Mayo) para solventar el partido de promoción pendiente que decidieran cuál de los dos jugaría el año siguiente en Primera. Entonces surgieron dos problemas, uno interno y otro externo. Además de la lesión de Vilanova que se lisió contra el Alicante y no pudo jugar el Torneo de Copa, el problema ajeno al Murcia fue que el Barcelona, a diferencia de su actuación en Liga, estaba cursando un torneo copero fabuloso.

Durante todo mayo compitió y de qué forma, eliminando al Tarrasa (5-2 global), Sevilla (5-1), Español (6-4) y al campeón Valencia en semifinales (5-3) y se llegaba, en arduo camino al 21 de junio a enfrentarse al Atlético de Bilbao. El problema interno lo cuenta Aullón. José Planas, ex jugador del Barcelona, acendrado culé, le pidió al presidente que al no querer enfrentarse al Barcelona, prefería que otro entrenador dirigiera al Murcia. Desde Abril el presidente le dio largas y solo a principios de junio, se contrata al navarro Severiano Goiburu, exjugador internacional y curiosamente exbarcelonista, con muy pocas experiencia en el apartado de entrenar, como reconocía en la entrevista que Aullón lo inserta en su obra.

Todo ese tiempo esperando al Barcelona lo cubre el Murcia con la Copa Presidente de la Federación, partidos de poca monta. El 21 de junio ganaba su octava Copa el Barcelona frente a un Atlético de Bilbao en partido épico donde solo en una prórroga, que obliga un 3-3 con que acaba los noventa minutos reglamentarios, Mariano Martín en el minuto 101 conseguía el cuarto gol que le llevaría la octava copa a las vitrinas blaugranas.

El campeón promociona

Todos los pronósticos caían de lado de la ciudad condal. Chamartín, feudo del Real Madrid, es el lugar acordado. Los azulgranas, el lunes siguiente a la final, 22 de junio, se concentran en Aranjuez mientras los granas, desde el jueves 25 de junio velaba sus armas en San Lorenzo de El Escorial, como informa Gómez-Guillamón a quien seguimos fundamentalmente en la descripción del partido por el buen uso de sus fuentes.

El partido se retrasó a las siete por el calor sofocante de Madrid. El Murcia presentó a Suárez, en la portería; Novo y Sierra, en la defensa; Castro, Romeo y Neira, en el centro del campo; y Vega, Rancel, Vilanova, Solé (capitán) y Huguet en la delantera. Goiburu alineó a Vilanova (que desde el primer partido de Copa no jugaba) y también a Vega, Sierra y Castro, que no era titulares o la alineación como interior de Solé, posición fundamental de mediocentro, lo que indicaba poca confianza.

El Barcelona alineó a Miró, en la portería; Zabala y Benito, en la defensa; Raich (capitán), Rosalench y Franco, en la media; y Sospedra, Escolá, Martín, Balmanyá y Valle, en la delantera con dos cambios en lo que respecta a la final de Copa, celebrado en el mismo estadio, hace siete días. Franco por Llácer y Valle por Bravo. Árbitro el famoso Pedro Escartín que había arbitrado al Murcia los partidos importantes de Cádiz frente al Mirandilla (39-40) y el de permanencia en 1ª celebrado en Vallecas, el año pasado frente al Coruña, con resultados dispares para los murcianos.

El Murcia tuvo al Barça 45 minutos en su poder

El Real Murcia salió en tromba y dominó la primera mitad del encuentro, ganándole en anticipación y sobre todo en velocidad. A los 22 minutos, una falta de Raich sobre Huguet fue castigado por Escartín en un golpe franco al borde del área, que lanzado por el leridano que defendía al Murcia «un tiro fuerte, seco, duro, muy sesgado que, luego de escapar de la estirada de Miró, alcanzó el poste lateral, rebotó en él y fue al fondo del marco», como señalaba Gómez-Guillamón, hacía subir el 0-1. Ventaja que, desgraciadamente, solo duró cuatro minutos, porque Martín a los 26 minutos, con un tiro esquinado tras jugada personal, empató el partido. Eso no fue óbice para que el Murcia siguiera presionando, con oportunidades perdidas sobre todo de Vilanova. Tanto que el valenciano, en otro libro publicado por el mencionado Jaime Hernández Perpiñá (40 históricos del deporte valenciano. Valencia 1988, pg 260) «los catalanes estaban desencajados y Ángel Mur, el masajista ,después de atender a no se quién, pasó por mi lado y en perfecto valenciano - el es de Huesca- me dijo «Noi, no apretes per l´amor de Deu».

Con este resultado se llegaba al descanso del encuentro y aunque Vilanova y Vega volvieron a fallar ocasiones claras, el Murcia se agotó físicamente, sobre todo cuando Martín anotaba de cabeza el 2-1 (minuto 61) a centro de Valle desde la línea de fondo. El Murcia agotado físicamente se desfondó y el palentino Martín (era de Dueñas) once minutos después (minuto 72) con otro testarazo imponente marcaba el tercero. Sospedra, que había dado el centro que originaba el anterior gol, marcaba cinco minutos (minuto 77), el cuarto fusilando al guardameta del Murcia tras una dejada con la cabeza de Martín.

Y en el minuto 89, cómo no de cabeza, el inspiradísimo Martín coronaba su tarde con su cuarto gol personal, quinto del partido. Colofón del 5-1 donde Pedro Escartín, ni siquiera permitió sacar de centro. Un resultado que pudo ser histórico si el Murcia hubiera mantenido el ritmo, y acierto, del primer tiempo. Pero era sería otra historia.