Gonzalo Verdú ha hecho las maletas rumbo a Elche y deja en el FC Cartagena un enorme hueco y ahora los dueños del club deben trabajar a destajo para tratar de cubrirlo. Sergio Jiménez se queda solo ante el peligro en una posición en la que los aciertos o los errores son enfatizados al máximo y que pueden convertir a un futbolista en imprescindible o, por el contrario, relegarlo al olvido jornada sí y otra también. Verdú asumió el rol de pivote defensivo en la parte ancha del campo tras las lesiones de su compañero a comienzos de temporada. Sergio Jiménez tuvo un problema en su rodilla que provenía de temporadas anteriores y que no le dejaba avanzar física y anímicamente.

El de Los Belones se mantuvo fuera de los campos de juego en cinco de las primeras quince jornadas de la competición liguera, lo que supuso que Verdú tuviera que asumir su papel y se convirtiera, desde ese momento, en una pieza clave en ese engranaje propuesto por Monteagudo para el resto de la temporada. Verdú empezó a jugar en la posición de Sergio, mientras éste trataba de encontrar las mejores sensaciones para volver a ser el de la temporada anterior. Sergio atravesó por momentos complicados en las jornadas vigésimo tercera y vigésimo quinta. Fue expulsado de forma consecutiva en esos dos encuentros y tocó fondo, tanto que él mismo llegó a reconocer que no estaba nada bien, aunque asumir los errores fue precisamente lo que le hizo evolucionar y llegar al final de la temporada en su mejor versión.

Jiménez, autor de uno de los goles en El Collao que dio al FC Cartagena la clasificación para la segunda ronda del ascenso a Segunda, ha acabado como uno de los futbolistas más en forma. Si bien en los cuatro últimos encuentros de la competición regular tan sólo intervino en la derrota ante el Villanovense (90 minutos) y de manera testimonial ante el Jumilla (9 minutos), el cambio en el sistema defensivo de Monteagudo -con un eje con cinco jugadores en defensa-, le hizo volver a ser titular en el momento definitivo, dejando un gratísimo sabor de boca tanto a su entrenador como a los aficionados, que rápidamente olvidaron los momentos amargos de esta temporada y lo volvieron a abrazar como el jugador que quieren que sea, una de las voces importantes en el vestuario albinegro.

Con 24 años afronta su penúltima temporada como jugador del FC Cartagena con el compromiso de liderar el equipo y la responsabilidad de no cometer los errores del pasado, haber encontrado el punto de madurez suficiente para no ser un jugador de luces y sombras y hacer olvidar el gran trabajo efectuado por Verdú, otro cartagenero que ha decidido marcharse después de que su gran temporada haya tenido repercusión lejos de su ciudad de origen.