La historia ha cambiado tanto en cinco semanas que los aficionados del Real Murcia han pasado a tener en mejor consideración al eterno rival, el Cartagena, aunque el 19 de marzo libraron un derbi marcado por la guerra abierta que mantienen las directivas de ambas entidades.

Sin tener que verse las caras de por medio, la afición murcianista no tiene más remedio esta semana que ser un poco albinegra, entre otras cosas, porque una victoria de los cartageneristas el domingo contra el Villanovense favorecería mucho los intereses de un Murcia que ya no puede desperdiciar más balas para entrar por vez primera en el curso entre los cuatro primeros clasificados.

La última jornada fue muy perjudicial para los intereses del Real Murcia, ya que al empatar sin goles en el campo del Jaén, los pupilos de Vicente Mir dejaron escapar una ocasión de lujo que, junto a los otros marcadores, habría catapultado a los granas al tercer o cuarto puesto, una situación que también podría vivirse esta semana, pero teniendo muy en cuenta que los murcianistas jugarán como locales recibiendo a El Ejido 2012 el domingo a las seis, mientras que el Cartagena que dirige Alberto Monteagudo, además de tratar de ganar por recuperar el liderato, tiene el hándicap de que le toca rendir visita al campo de un Villanovense que hace ya bastante tiempo que se confirmó como el auténtico equipo revelación del Grupo IV en Segunda B.

La necesidad de puntos tan imperiosa que tiene el Cartagena por tratar de acabar la fase regular como primero para aumentar de manera considerable las probabilidades de ascender a Segunda División puede ser la mejor aliada de un Real Murcia que, por mucho que gane el Cartagena, no servirá de nada si los granas no son capaces de hacer los deberes ante El Ejido 2012, un club que tiene su objetivo puesto en tratar de esquivar el descenso en las últimas cuatro semanas, ya que los almerienses, con 42 puntos, todavía no tienen plaza reservada para el próximo curso en la categoría de bronce del fútbol español.

Que los andaluces no estén aún salvados, aunque vayan por el buen camino, debe ser el principal motivo por el que los jugadores murcianistas tienen prohibido relajarse el domingo ante un rival inferior sobre el papel y con el presupuesto en la mano, pero que también tiene sus necesidades, sus objetivos y armas suficientes como para tratar de hacerle daño a un Murcia que solo ha perdido un encuentro desde la llegada de Vicente Mir al banquillo hace ya siete semanas. El empate sin goles de Jaén dejó un mal sabor de boca entre el medio millar de seguidores del Murcia que se desplazó el pasado fin de semana para arropar al equipo y que, al margen del empate, volvió con un gusto agridulce por el juego realizado por el equipo en comparación con las jornadas anteriores.

Incluso teniendo en cuenta la importancia de que el Cartagena consiga la victoria en el Romero Cuerda para los intereses granas, el cuerpo técnico, la directiva y los propios jugadores del Real Murcia saben perfectamente que van a ser dos semanas cruciales para saber si finalmente se cumple el objetivo de llegar al play off. Y es que, una semana después de que el Villanovense reciba al Cartagena, el rival más directo que tiene ahora mismo el Murcia en la lucha por la cuarta plaza, el conjunto de Villanueva de la Serena (Extremadura) tiene que visitar a un Mérida que en la segunda vuelta ha puesto la directa y parece decidido a pelear con uñas y dientes por las dos plazas que se van a rifar los cuatro equipos que pretenden disputar la fase de ascenso a Segunda División.

En cualquier caso, las cuentas que debe hacer el Murcia son las de ganar, si es posible, los cuatro partidos que quedan, un reto que es complicado pero que tampoco le garantiza al Murcia al cien por cien el billete hacia el play off, ya que tanto para lo bueno como para lo malo, el Murcia ahora mismo no depende de sí mismo para conseguir sus objetivos, por lo que solo le queda ganar y, de paso, cruzar los dedos para que los resultados de sus rivales en esta lucha se alíen con los intereses granas para la única salvación que tiene el club, el ascenso.