El consejo de administración del Real Murcia se reunió ayer en Nueva Condomina en una interminable reunión que superó las cuatro horas y en la que, a pesar de que el club vive una situación delicada, se extrajeron conclusiones muy positivas respecto a la llegada del empresario cacereño Raúl Moro, quien tras desembolsar 400.000 euros en la ampliación de capital, tomará las riendas de la centenaria entidad en los últimos días del mes de diciembre, fecha en la que tendrá lugar la junta de accionistas en la que sí se producirá el cambio de poderes que tanta expectación ha generado en el murcianismo. Asimismo, dentro de todos los asuntos que se pusieron ayer sobre la mesa, el apartado económico y el deportivo fueron los capítulos que más tiempo requirieron. Sin embargo, desde la entidad deportiva más importante de la Región explicaron ayer a este diario que las cuentas que se van a presentar a finales del próximo mes son hasta cierto punto «optimistas», teniendo en cuenta que los rectores granas van salvando las dificultades económicas del día a día en una categoría en la que los ingresos son prácticamente nulos y en la que los patrocinadores y colaboradores del club están jugando un papel crucial.

La satisfacción fue plena a la hora de cuadrar el presupuesto de la actual temporada, porque los dirigentes consideran que la gestión desde la llegada del equipo de trabajo de Martínez Abarca también sirve de ejemplo a un Raúl Moro que sabe de antemano que toda la viabilidad del club, por mucho dinero que tenga, pasa por el imprescindible salto de categoría que, por otra parte, permitiría a la entidad comenzar a desprender de deudas que sí pueden convertirse en un problema importante en un futuro inmediato, como puede ser la negociación de la deuda con Hacienda.

De la misma manera que en los últimos días se ha especulado con las posibles caras nuevas que pasen a formar parte del nuevo consejo, lo cierto es que en la reunión de ayer no se dejó ver ninguno de los protagonistas principales, que son el empresario Raúl Moro como principal valedor económico de la operación y el también empresario Deseado Flores como la pieza que ha servido para hacer de intermediario entre el empresario de Trujillo y un sector de los dirigentes murcianistas. Por lo tanto, hasta los últimos días de diciembre nadie podrá saber con certeza qué caras nuevas aparecen en un organigrama del que, tal y como ha anunciado públicamente, desaparecerá el presidente Guillermo Martínez Abarca, entre otros.

Cuando llegue la esperada junta de accionistas, los pasos a seguir van a estar ya perfectamente definidos. Raúl Moro, con su aportación, ha pasado a tener un diez por ciento de la sociedad, convirtiéndose en el segundo mayor accionista tras la empresa Gestora Deportiva Murciana, que pertenece a los herederos del fallecido Jesús Samper. En teoría y según todas las informaciones, el hijo del expresidente, bien a través de una compensación económica o de un contrato privado, ya ha dado su conformidad para que el proyecto de la nueva cara que ilusiona al murcianismo tenga plenos poderes a la hora de tomar las decisiones que crea convenientes. Además, la idea que se trasladó ayer de manera insistente es que el grupo que llega con el nuevo inversos tiene el firme convencimiento de que reforzando algunos puestos del equipo en el mercado de invierno se pueden corregir las deficiencias mostradas en este primer tramo de la competición en el Grupo IV de Segunda B.

Si los números y el dinero son importantes, más urgente es la reacción del equipo, ya que la plantilla confeccionada para luchar por el ascenso ha firmado un primer tercio de Liga bastante irregular, aunque la mayor parte de los consejeros coinciden en que hay tiempo de cambiar la situación. De hecho el entrenador, Paco García, y el secretario técnico, Guillermo Fernández Romo, fueron los primeros ayer en aportar un poco de tranquilidad a sus 'jefes', ya que explicaron y reconocieron los aspectos que pueden mejorarse y que tienen perfectamente identificados para darle la vuelta a una situación que tiene al equipo muy lejos de la zona de play off de ascenso.

Si la situación económica es una de las claves para conseguir la salvación final del Real Murcia el otro aspecto que tiene que sufrir un giro de 180 grados es la parcela deportiva, donde los buenos resultados de forma consecutiva se echan de menos cada vez más, a pesar de que son igual de importantes que el dinero.