Si un servidor les cuenta que el Real Murcia que ayer compareció contra el Linares solo tiró dos veces entre los tres palos de la portería rival en noventa minutos, no hace falta ser un lince para saber que algo ha fallado de una semana para otra en un equipo que llegaba a Nueva Condomina con tres victorias consecutivas adornadas con nueve goles. Y tanta concentración defensiva para tratar de mantener la portería a cero se tradujo en cierto modo en una falta de apetito importante en los hombres que dirige José Manuel Aira, un entrenador que últimamente frunce el ceño con demasiada facilidad a pesar de haber remontado el complicado inicio liguero.

Minuto uno de partido y primer motivo que encontró la afición para perder la sonrisa inicial. Carlos Álvarez aprovechó un error grave de un defensa rival para plantarse solo delante de Jorge. Sin embargo, el asturiano le dio el primer disgusto de la tarde a sus aficionados lanzando el balón contra el cuerpo del portero cuando tenía todo el flanco izquierdo del guardameta libre, y encima en una posición inmejorable para un diestro, dejando casi como anécdota que un compañero llegaba lanzado por el flanco derecho para haber facilitado las cosas. Es muy probable que la retirada del campo del asturiano a media hora para el final tenga una lectura mucho más compleja por parte de Aira, un entrenador que tiene al exjugador del Leganés entre sus preferidos, sin importar al final que haga su trabajo a la perfección o que no ande fino. El público ya lo vio fallar otra oportunidad de libro ante el Melilla y ni el propio Aira va a ser capaz de evitar las dudas sobre la eficacia de uno de los jugadores más importantes de la plantilla en todos los aspectos.

El fallo de Álvarez cayó en el olvido rápidamente porque el Linares no llegó a Murcia pensando en esconderse, ni mucho menos. Los de Jaén, con menos calidad que los granas por cuestiones evidentes, consiguieron divertirse durante buena parte de los primeros cuarenta y cinco minutos, donde los murcianistas parecían un equipo en plena pretemporada con mil ajustes todavía por realizar. Pero es que la situación pudo volverse mucho peor si Francis Ferrón no hubiera estrellado un balón en el palo, lo que provocó los primeros silbidos de la afición local (13').

Llegados a este punto y cuando todos los espectadores pensaban que aparecería esa reacción que el equipo ha mostrado en las últimas jornadas, el chasco fue todavía mayor. El cuerpo técnico del Linares justificó su salario cuando sus jugadores a los quince minutos ejecutaron una acción de estrategia que no pasó a mayores gracias a que Fernando estuvo rápido. La manera de interpretar el libre directo fue un calco de una famosa acción que protagonizó la selección de Suecia contra Rumanía en el Mundial de Estados Unidos, en 1994, y que terminó con un soberbio gol de Tomas Brolin.

Parece sencillo pero no lo es. Un rival se hace el despistado entre la barrera contraria esperando un disparo de su compañero y, cuando nadie lo imagina, dibuja un desmarque a la velocidad del rayo en un movimiento perfectamente ensayado que, en esta ocasión, no tuvo éxito. Y es que el Linares, con todo el respeto del mundo, tampoco cuenta entre sus filas ni con Brolin, ni con Henrik Larsson ni con Marthin Dalin, algunas de las estrellas del mencionado combinado sueco.

Si el público de Nueva Condomina empezó pronto a silbar a sus jugadores fue porque cuando no se había llegado a la media hora del choque, el Linares, se puede decir claramente, empezó a campar a sus anchas por el coliseo murciano arrinconando a un adversario que no era capaz de controlar el balón, ni de llevarse una pelota en las acciones de uno contra uno, por lo que todo se complicaba cada vez más para los locales.

Entre tanto frenesí andaluz, los jugadores del Murcia sacaron lucidez de donde no la había para conseguir lo que, a la postre, sería la segunda ocasión más clara de todo el partido. Azkorra aprovechó su envergadura en un centro de Sergio García desde la banda izquierda, pero entre varios defensas rivales y con el portero 'condicionado', el balón salió fuerte pero directo a las manos de Jorge desde la cabeza del bilbaíno.

Es verdad que el Real Murcia no permitió tampoco que los jienenses disfrutaran de ninguna ocasión clara, salvo el balón al palo del exjugador de La Hoya Francis Ferrón, pero a los andaluces les bastaba solo con adelantar las líneas para incordiar a los murcianos. Cuando los delanteros fallan no se puede hacer nada, pero el centro del campo de Aira le va dando una de cal y otra de arena y ayer la interpretación del entrenador leonés tampoco fue la más acertada.

Azkorra se limitó a contener los balones aéreos del rival para tratar de que su equipo ganara en dominio, pero su entrenador tardó demasiado tiempo en dejarlo como única referencia arriba, olvidando que su envergadura y su remate de cabeza, unido a los centros de Sergio García y Germán, podrían haber hecho mucho más daño a un rival al que le bastaba con mantener el orden para rechazar una y otra vez las tímidas llegadas de los granas.

Tras el paso por los vestuarios, el propio Aira confesó que empezó a sentirse satisfecho con lo que estaba viendo después. Algo distinto le pasó a un público que sigue sin entender bien a un entrenador que habla maravillas de Arturo y de Isi, pero que después ni los pone, ni los convoca, como es el caso de Arturo, por segunda semana consecutiva.

Por si fuera poco, en el minuto 64, el central Sobregrau vio la segunda amarilla y resultó expulsado. Y como Aira no suele llevar más defensas en la convocatoria que los dos centrales titulares, tuvo que recurrir a un 'invento' que desconcertó a más de uno por más que el entrenador defendiera su tesis en sala de prensa. El centrocampista Armando, que con el paso de los partidos no consigue ser esa especie de brújula que quiere su entrenador, fue el escogido para retrasarse al centro de la zaga junto a Satrústegui. La suerte que tuvo Aira tomando esta decisión es que el cansancio empezó a notarse en un Linares con menos recursos en el banquillo que los granas y que casi terminó por bajar los brazos en el tramo final del encuentro.

Aún así, con el público reclamando más testiculina a sus jugadores y con un Aira que no se escondió para terminar pidiendo a sus futbolistas un fútbol tan directo que parece no sentarle bien a esta plantilla, el Murcia tuvo dos ocasiones para haber convertido el choque en un mal sueño, aunque con un final feliz. Azkorra no alcanzó por milímetros una asistencia pasada de fuerza de Pumar (89') y Chavero (90'), ya en el descuento y dentro del área pequeña tras un regalo de Isi interpretando a la perfección un pase entre líneas, la mandó fuera. El deseo del público es que la falta de apetito de ayer sea algo puntual, ya que el Real Murcia necesita mucha más hambre para cumplir sus objetivos.