­El cansancio y la resaca de la primera noche festivalera no hizo mella en los ‘warmers’, que no quisieron faltar ayer a su cita con la jornada fuerte del WARM Up. Desde antes de que empezaran a sonar los acordes en las guitarras y los teclados arrancaran sus arpegios en los distintos escenarios del recinto de La Fica, en las inmediaciones del mismo se podían ver numerosos grupos de amigos y un goteo incesante de personas accedía a las instalaciones del festival.

Cooper abría el escenario Thunder Bitch poco después de que Jaime Buenaventura hiciera lo propio en el Up. Una niña de unos seis años, con trenzas, gafas de sol y zapatillas lo daba todo en las últimas filas de fans, bajo la atenta mirada de sus padres y otros amigos, que la grababan y fotografiaban admirados, y dejaba patente con su emoción que, sin duda, hay cantera de seguidores de la música indie en esta ciudad. Pero no solo había murcianos entre el público: gente de diversos rincones de España se ha desplazado hasta Murcia para disfrutar de las actuaciones del WARM Up. Desde la organización del evento destacaron la presencia de barceloneses y valencianos y, aunque en menor medida, andaluces. Entre los extranjeros, muchos ingleses.

Para cuando los componentes de Shinova subieron al escenario Estrella de Levante, cientos, quizá más de mil seguidores, alzaban ya sus brazos al cielo y entonaban sus canciones. La noche no había hecho más que empezar.

Sin duda, uno de los momentos más esperados llegó hacia las nueve y media de la noche, cuando Izal empezaba su actuación. Miles de personas se agolpaban frente al escenario principal para disfrutar de los madrileños y sus canciones, que precedían a los cabeza de cartel, ALT-J, que llegaban al filo de la medianoche.

El cercano parking de Carrefour era un hervidero de gente que calentaba motores para disfrutar de las canciones en directo de sus grupos favoritos. Camisas con llamativos estampados, gafas de sol (incluso cuando el sol ya había desaparecido por el horizonte), shorts vaqueros, vestidos largos y cortos, flores, y todo tipo de accesorios creaban diversas indumentarias festivaleras para dejar patente que esta Murcia tan indie, se vuelca con la música y con la fiesta.

Los de la camiseta azul

Un festival de la magnitud del WARM Up se mueve gracias a un gran equipo de coordinación, patrocinadores y colaboradores, empresas, seguridad, sanitarios... pero hay una figura que, quizá pasa más desapercibida: los voluntarios. Unos cuarenta jóvenes, de edades comprendidas entre los 20 y 25 años principalmente, colaboran desinteresadamente este fin de semana para que todo salga según lo previsto y dar a los artistas y asistentes al festival la mejor de las experiencias. Ataviados todos con camisetas azul turquesa con la palabra ‘voluntari@’ serigrafiada, se reparten por todo el recinto, incluso por zonas en las que no se les ve. Consultas para hacer encuestas de satisfacción, montaje de papeleras de reciclaje, transportar enseres, rellenar neveras de agua y bebidas, atención a los artistas y grupos, preparar los camerinos... «Hacemos un poco de todo, depende de lo que se necesite», reconocían ayer. Hay quienes se inscriben con más amigos, pero también los hay que deciden participar solos y, así, les sirve para conocer gente y ampliar su círculo de amigos. «Lo vi en la web del festival y pensé: ¿Por qué no?», apunta una joven voluntaria, de 21 años.

Cada uno debe colaborar en el festival durante 12 horas, que puede repartir a lo largo de los dos días. A cambio, un abono para disfrutar de los conciertos. Todos coinciden en que repetirán la experiencia «sin ninguna duda». Y es que, aseguran, se cumplen todos los requisitos para poder disfrutar de un fin de semana festivalero: «Estamos conociendo mucha gente y nos tratan bien , el ambiente y el rollo es muy bueno y podemos disfrutar de la música mientras echamos una mano».