No, las fotos que acompañan este artículo no están pasadas por ningún filtro de Instagram. No, el efecto 'ojo de pez' no es artificial; de hecho, ni siquiera está hecho con un objetivo como tal. Y no, ese misterioso cielo que acompaña al edificio de LA OPINIÓN en la imagen de Belén Campillo no es consecuencia de ningún montaje con el Photoshop. Ahora, lo más curioso de todo esto es que ni siquiera están hechas con una réflex, ni con un iPhone, ni con una compacta, sino con una lata de Coca-Cola.

Éstas y otras treinta y tres fotografías cuelgan desde este lunes de las paredes del pasillo de la biblioteca San Basilio, situada del Centro Cultural Puertas de Castilla, y son producto de un taller impulsado por esta institución e impartido hace aproximadamente un mes por la Asociación Fotoestenopeica Murciana (Afoesmur). Junto a ellas, la firma de 17 vecinos de la ciudad -algunos de ellos sin mayor relación con el arte de la fotografía- que han 'capturado' los barrios de San Basilio, San Antón y San Andrés mediante una técnica surgida a mediados del siglo XIX.

«Lo que yo les pedí [a los participantes del taller] fue que, sin cámaras, sin ninguna tecnología, retrataran el barrio con el invento de David Brewster, una alternativa a la fotografía victoriana, que era muy cara», explica Juan Bautista García, presidente de la asociación y practicante de la fotografía estenopeica -ese es su nombre- desde hace más de treinta años.

Él fue el encargado de dirigir, para los 17 participantes, esta «experiencia», que, por supuesto, contó con su correspondiente clase de historia. Y es que las cámaras estenopeicas, por su bajo coste, fueron capaces de democratizar el acceso a la fotografía cuando solo las clases más pudientes podían permitirse el lujo de 'inmortalizar' a sus seres queridos, «una explosión, un éxito brutal» que marcó un antes y un después en la historia de la imagen.

Pero, además de barata, esta técnica es sencilla; es más, dada la brevedad del curso, fue la propia asociación la que facilitó las 'cámaras' a cada uno de los alumnos, pero García asegura que en otras ocasiones son los interesados quienes fabrican sus propias 'máquinas'. Una lata -pintada de negro en su interior-, una hoja sensible a la luz como negativo y un alfiler con el que hacer un pequeño agujero que hará las veces de objetivo.

Eso sí, como es lógico, no hay pantalla, por lo que hay que tener mucho ojo, y tampoco hay segundas oportunidades: un disparo por estenopeica. ¿La gran ventaja? Que no tenemos que enfocar «porque teóricamente estas cámaras tienen campo de profundidad infinita».

Con estas ideas en la cabeza, los fotógrafos se repartieron en grupos y, guiados por un monitor de la asociación, recorrieron los tres barrios siguiendo otros tantos itinerarios con paradas en la iglesia de San Francisco Javier, la Escuela de Idiomas, la Pérgola de San Basilio, el Instituto Cervantes o la sede de este periódico, «aunque siempre dejando libertad para que pudieran fotografiar aquello que a ellos les motivara», matiza Juan Bautista García.

En definitiva, una experiencia muy atractiva -y más en tiempos de abrumadora tecnología-, con unos resultados sumamente interesantes y que hasta el día 11 de mayo se pueden contemplar en el Puertas de Castilla, y para la que «no se requieren conocimientos previos sobre fotografía, simplemente tener el gusto y las ganas de experimentar». Así que, si a alguno esta exposición le ha despertado la curiosidad, la Asociación Fotoestenopeica Murciana celebra este domingo el Día Mundial de la Fotografía Estenopeica en Cartagena con un nuevo taller, esta vez junto a la Asociación fotográfica Click! en el Centro de Recursos Juveniles de la ciudad portuaria.