Dice Pepe Yagües que hay que encontrar el sitio adecuado para cada exposición, y para ésta no lo ha tenido fácil. Se ha tenido que ir hasta Alicante, hasta la sala Mengolero, situada en las cuevas del Rodeo de Rojales, para mostrar sus Des-nudos. Literal. El artista molinense realiza en este trabajo un estudio sobre el origen del desnudo en el arte, y muestra su particular visión de algunos de los grandes cuadros de la historia con una suerte de ‘per-versiones’ que a nadie dejarán indiferente. Y, por si fuera poco -y aquí viene el porqué del anterior ‘literal’-, a la inauguración (11.30 horas) Yagües acudirá como Dios le trajo al mundo. También intervendrán -por supuesto, en cueros- la poeta Inma Pelegrín y la actriz Inma Guillén para completar esta ‘exposi-acción’ limitada a mayores de 18 años. Por desgracia, no tiene demasiado claro que le dejen traerla en estas condiciones a la Región...

No es que sea la primera vez que trabajas con desnudos, pero esta vez lo haces de manera muy explícita... Lo digo por todo lo que va a girar en torno a las obras durante la inauguración.

Yo le llamo ‘exposi-acción’, porque va a haber varias acciones que apoyen la muestra; un híbrido entre exposición y performance que me he inventado yo, me parece. Por un lado está la poeta lorquina Inma Pelegrín, que ha hecho cinco textos para el catálogo. Entonces se me ocurrió y la llamé: «¿Te atreves a recitarlos desnuda?»; «Pues venga, pues vale». [Risas]. A esto hay que sumar a la actriz Inma Guillén, a la que le he encasquetado uno de los textos, el de Lilith [Según la leyenda, la primera mujer de Adán, que abandonó a éste y el Edén por iniciativa propia]. En principio solo iba a estar desnudo yo...

Ah, que tú también vas a salir ahí como Dios te trajo al mundo.

Sería indecente hacer lo contrario. Además, también va a haber un guardarropas para el que quiera acompañarnos. Y como el primer soporte de la historia del arte fue la piel humana, al que quiera que le pinte algo lo haré, además de hacerles un dibujo en el catálogo.

Vergüenza ninguna.

¿Eso qué es? [Risas]. Yo creo que si todo el mundo va desnudo, el que va a quedar en ridículo va a ser el que vaya vestido. Es lo que pasa en las playas nudistas, como en Calblanque.

¡Vaya la que vas a liar! No sé si esto se habrá hecho antes, pero cuanto menos es original...

Tengo una referencia en un austriaco, Friedensreich Hundertwasser, que en la época hippie sí que hizo una acción parecida. Y como él hay artistas que han jugado con el desnudo, pero no sé si de esta manera... Es que tiene cierto magnetismo, ¿no? Es mi tema preferido, qué te voy a decir yo. La ropa coloca a las personas en una época concreta, pero el desnudo da intemporalidad a la obra.

Oye, ¿y vamos a poder ver esta muestra -con toda esta carga de, llamémosle, performance- en Murcia?

¿Tú crees que aquí esto dejaría alguien hacerlo? Yo, de hecho, esta idea ya se la había propuesto antes a un par de galeristas. «¿Pero qué dices?», me decían. Parece que no, pero aquí todavía arrastramos los años de represión política y erótica del franquismo; ha pasado a nuestros padres y ellos nos lo han pasado a nosotros. Se supone que las nuevas generaciones están más libres de estos prejuicios, pero no lo tengo yo tan claro... Hace poco estuve en una playa en la zona de Aquitania (Francia) y todos los nudistas eran de sesenta años para arriba. Los hippies tienen ahora setenta años.

En el resto de Europa lo del desnudo lo tienen más asumido...

Sí. Vamos, lo tengo clarísimo. Por allí les encanta, no tienen ningún problema, por ejemplo, en colgar obras eróticas en el salón de casa. Aquí el qué dirán, el lastre judeocristiano católico que llevamos encima, hace que la gente, aunque le guste, no se atreva.

Bueno, a los cuadros: algunos hacen versiones; tú, ‘per-versiones’. ¿Cuál es la diferencia?

La ‘per-versión’ tiene un punto un poco canalla. La Venus del espejo: si te das cuenta, en el espejo lo que se refleja es un órgano sexual masculino, no la cara. La idea me viene porque Velázquez, cuando estuvo en Roma, una de las piezas que se trajo fue el Hermafrodito durmiente, que está en El Prado. Es un guiño al colectivo LGTBI. Otra de las piezas, por ejemplo, es en apoyo al colectivo hetaira [Personas que han decidido libremente que el sexo sea su oficio]. Me basé en la Olimpia de Manet: está tumbada, denuda y tiene escrito en el pecho: «Hago lo que quiero con mi cuerpo». Esa es otra perversión. Así hay unas cuantas. Las tres gracias (vegetarianas) de Rubens, el Adán desnudo (astinente), etc.

Velázquez, Rubens, Manet..., pero todos vistos desde tu particular punto de vista y, algunos, desde una óptica política muy acusada.

Sí. Por ejemplo, para otro me he basado en El jardín de las delicias de El Bosco, en el lado del Infierno. Hay una especie de demonio que se está comiendo una pierna humana. Yo he puesto a Puigdemont arrancándole Cataluña a España.

Muy apropiado para el día... Digamos que la presentación de la exposición coincide con un día a nivel político... complicadillo.

Bueno, es una cosa interesante, creo yo. Esto es como el juego ese en el que dos grupos tiran de la cuerda para ver quién se sale con la suya, al final alguno se va a hacer daño. De eso va la cosa. Aunque, bueno, en la incertidumbre está la emoción.

También habrá una urna en la que los visitantes podrán votar.

La Urna desnuda. De hecho, la idea era remitir los votos de amor al propio Puigdemont. Tiene forma vaginal porque pretende ser una critica a la democracia de la antigua Grecia, que no permitía votar a las mujeres. Si lo piensas, esto de la urna tiene un punto freudiano: metes algo en la hucha para que algo nuevo nazca; tiene algo como de reproductivo esto de votar.

¿Entonces vas a mandar los votos de amor al Govern?

Si hubiera alguno de amor... [Risas].

¿Tienes miedo de que entre la Guardia Civil y te requise la urna por ser un referéndum ilegal?

Espero que no... [Risas]. A la Guardia Civil le he dedicado otra: El nacimiento de la Benemérita Venérea. Ya hice una parecida, pero más pequeña, en el 95. Salía la Venus con el tricornio, y me la compró un coronel de la Guardia Civil. Tiene guasa la cosa.