Unos pocos privilegiados pudieron disfrutar ayer, en un pase privado, del último trabajo del cineasta Juan Manuel Chumilla-Carbajosa. En un pase privado para personas cercanas al proyecto y al equipo, el realizador cartagenero mostró -a falta todavía de pulir algunos detalles- Regreso al horizonte, el que será su noveno largometraje y cuyo estreno está previsto para el próximo mes de noviembre; una cinta «universal», pero quizá también la más «murciana» de sus producciones.

Y es que Regreso al horizonte no es para Chumilla-Carbajosa un proyecto cualquiera. «Una película así va a ser muy difícil que se repita -aseguraba el cineasta en palabras a esta Redacción horas antes de la proyección-. Por un lado, ha sido empecinamiento mío el hacerla aquí, porque tenía opciones de hacerla en otras ciudades. El 90% de la película está rodada en Murcia y el resto, solo el principio, en Lisboa. Y luego está que en Regreso al horizonte se reúnen cinco de nuestros actores más importantes». Hablamos de su vecino Daniel Albaladejo ( Hospital central, El súper, Aquí no hay quien viva o Camera Café), el alcantarillero Enrique Martínez ( Los hombres de Paco, La que se avecina), Pepa Aniorte ( Princesas, Águila Roja, El comisario), Antón Valén (Cirque du Soleil) y, encabezando el reparto, el lumbrerense Ginés García-Millán ( La Catedral del Mar, Cuéntame, Velvet), que interpreta a Álvaro Ayala, un empresario arruinado que luchará, desde su condición de indigente, por recuperar el amor de su hija Lucía, a quien abandonó siendo una niña. Un cast con denominación de origen que, por supuesto, está respaldado por un equipo técnico que, en parte, también tiene raíces en la Región. «Un proyecto con gente de aquí que ha significado para nosotros un esfuerzo enorme por demostrar que se puede hacer cine con mayúsculas en Murcia», apunta el director.

El filme, en blanco y negro, recupera una cuestión que ha sido una constante en la filmografía de su creador, pues Álvaro se rodeará de un singular grupo de vagabundos que se convertirán en extraños ángeles de la guarda para Lucía, ajena a la aventura existencial que está a punto de vivir. «La primera vez que toqué este tema -el de las personas sin hogar- fue en mi primer corto, cuando estaba en la Escuela de Cine de Roma; y, más tarde, en el año 2000, en Cuento de Navidad (para indigentes), que fue la primera vez que Antón Valén hizo algo para el cine». Sin embargo, el «embrión» de Regreso al horizonte, basada en hechos y personajes reales, fue el documental Buscarse la vida (2007), una producción de Elías Querejeta para Canal Plus que profundizaba en las vidas de los sintecho.

Pero, en esta ocasión, «la ?cción cinematográ?ca sublima la realidad en la que se inspira, reivindicando la poética de un cine en blanco y negro en el que el drama social convive con un humor que encuentra su declarada inspiración en algunas películas europeas de los años cincuenta de autores como Scarpelli o Berlanga», apuntan en el dossier de la obra; «un homenaje a un cierto tipo de cine que ya no se hace y que se ha perdido», explica Chumilla-Carbajosa. «Las comedias españolas que se hacen hoy están más cerca de la farsa. Hemos perdido ese humor implicado con la sociedad de Placido, Bienvenido, Mister Marshall o El verdugo. Esta película reivindica ese cine», añade.

En este sentido, y preguntado por el tema central de la película -la pobreza, que se encarga de recordar que sufren 80 millones de personas en Europa-, asegura que Regreso al horizonte no es, ni mucho menos, un melodrama. «Eso sería tomar el camino fácil. Mostrar a un vagabundo con problemas de drogas, hecho polvo, durmiendo entre cartones y con una música pastelera sería lo más sencillo para llegar al corazón de la gente. Pero yo quiero ser honesto, y lo primero que me llamó la atención de esta gente cuando hice aquel documental ( Buscarse la vida) es que, para empezar, a la calle puede llegar cualquiera, y, especialmente, que todos ellos viven esa condición con una cierta naturalidad. No están todo el día llorando por las esquinas y a punto de suicidarse; la condición marginal es su modus viviendi y tienen sus formas de llevarlo bien (...) Al final, la película está planteada desde la esperanza, aunque pueda parecer que termina mal. Es gente que tiene una gran dignidad y que no está parada, que no se conforma con pedir y que quiere progresar», explica el cineasta.