«Soy la ruta esquiva y sinuosa/ en el plano inmaculado», dice Vicente Cervera (Albacete, 1961) en el poema en el que el escritor y profesor reconoce, un poco más adelante, su mejor verso. Este experto en Borges, que forma a cientos de alumnos cada año en la Universidad de Murcia, ha reflexionado sobre la creación lírica y ha escrito incontables líneas con el objetivo de que lo vivido toque el interior de los lectores.

¿De qué sirve hacer poesía hoy?

Yo no me plantearía la pregunta 'de qué sirve', sino si es necesario o no escribirla para quien la escribe. Si alguien siente que debe hacerlo, o en ese momento tiene sentido para él, también va a tener sentido para alguien más. Y, desde luego, si no tiene sentido para el que lo escribe, tampoco lo tendrá para nadie. En esto también me uno a la teoría del 'como si' de los filósofos: si ese alguien aprecia lo que escribe, si lo siente valioso? a partir de ahí puede que tenga un sentido

¿Qué es lo que está en el origen del poema?

La experiencia poética parte de rememorar una vivencia intensa y de algún modo inolvidable o muy memorable. El escritor busca revivirla y cree que puede convertirla en una expresión verbal a través del verso. El poema surge, desde luego, de alguna experiencia muy memorable, que no desaparece y por la que sientes la necesidad de convertirla en algo transmisible. En ese sentido, el poema lo que consigue es darle la forma expresiva que trasciende lo personal y aspira a la universalidad; trasciende al yo, a la vivencia íntima del yo.

La antología Composición de lugar refleja obra de 56 poetas que han producido su obra en los últimos 50 años. ¿Hay un impulso especial de la poesía en la Región?

Hay que tener en cuenta que, aunque seamos 56, los autores partimos de muy distintas generaciones. La primera es Dionisia García, que nació en los años 20, y la selección de Luis Bagué se cierra con autores que han nacido hace 20 años. Es una antología transgeneracional. Hay en ella un deseo, una necesidad de recoger la experiencia poética de esas generaciones distintas que ahora conviven en este espacio concreto. Responde a la necesidad de trazar una línea transgeneracional donde se ve cómo ha evolucionado la poesía hasta nuestros días.

Pero últimamente hay mucho movimiento.

Sí es cierto que hay una efervescencia poética en las últimas décadas, sobre todo desde el nuevo milenio. Hay mucha gente con ganas de darse a conocer a través de la poesía. Al final de la antología hay muchos nombres jóvenes que dan cuenta de ese renacimiento de la creación y de la transmisión, de la necesidad de mostrar la poesía a través de muchos medios. En ese sentido, Internet ha hecho de las suyas -es un medio de transmisión colosal- y también hay muchas agrupaciones y colectivos de gente joven que quieren dar a conocer sus poéticas, sus formas de entender el mundo a través de la poesía. Eso sí: no creo que sea un fenómeno exclusivo de Murcia. Vengo de participar en la antología de Andrés García Cerdán, de poetas de Albacete, y allí también hay varios autores con importantes premios y un gran movimiento poético.

Alicante tiene a Hernández, Granada a Lorca, Huelva a Juan Ramón. ¿Y Murcia?

No sé hasta qué punto los poetas jóvenes se reconocen en voces como las de Jara carrillo, Vicente Medina o Julián Andugar; no tengo claro que esos poetas se erijan como faros. Yo no sabría cuál es el faro de la poesía murciana tan claramente como sé que Lorca lo es para Granada. Sí tenemos una tradición poética importante, pero creo que, bien mirado, nos tendríamos que ir a la poesía mística árabe. Ahí estaría el faro, habría que ir a los patriarcas, Ibn Arabí? Ahí está la clave. Por supuesto que Carmen Conde, Vicente Medina, los otros que he citado y alguno más son grandísimos poetas, pero me cuesta ver que sean una figura en la que las nuevas generaciones se reconozcan. Y aquí también cabe Miguel Espinosa, que para mí es un guía como novelista, pero también como poeta. Asklepios fue una obra que me suscitó un interés grande por la mirada poética del mundo.

¿Qué puede aportar esta antología desde el punto de vista académico?

Seguro que sirve para mucho. Yo, que trabajo mucho con poesía en el ámbito docente, puedo asegurar que las antologías ayudan a mostrar caminos, a descubrir autores, tendencias... Composición de lugar puede contribuir bastante a observar un panorama. Creo que Luis Bagué ha abierto caminos, ramales... No solo ha sumado voces, sino que ha incluido modos, referencias, directrices, poéticas?

Como profesor de universidad está en continuo contacto con alumnos, ¿cómo percibe el futuro de las nuevas generaciones de lectores?

No quiero ser catastrofista. Es verdad que incluso a los estudiantes de letras les cuesta más la poesía que los otros géneros, pero también es el género en el que seguramente más se ve la evolución, el aprendizaje. El futuro, por tanto, es esperanzador. La gente que se interese de manera intensa va a ir a las grandes voces y no se va a quedar en lo instantáneo, en lo del momento, se interesará por las escuelas de las distintas épocas? Precisamente por esto creo que es muy importante que la poesía se presente de una manera multifacética: poesía social, íntima, vanguardista, filosófica, reivindicativa? Si presentamos la poesía de ese modo prismático siempre va a haber alguien que se interese por alguna de las caras, por una de sus facetas.

Es usted un experto en Literatura Hispanoamericana. ¿Estamos perdiéndonos algo al otro lado del charco?

Por supuesto, mucho. De hecho, yo trabajo bastante con antologías de poesía hispanoamericana. La colección La Estafeta del Viento, de Visor, tiene una línea editorial muy buena porque ha ido presentando la creación poética del siglo XX de los distintos países hispanoamericanos. Ahí se ve por qué son interesantes las antologías: tú no puedes dar con todas las voces, pero gracias a esas antologías puedes llegar a esos 20 o 30 autores que no conoces de cada país.

Dígame, Vicente: ¿cuál es su mejor verso?

(Ríe) Tal vez ese que dice «alma oblicua que ama, al fin, la rectitud». Pero creo que el propio autor no es quien debe decir cuál es su mejor verso. Eso queda para los lectores.