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El misterio de las tablas, de los focos, del terciopelo rojo de un telón que se levanta para dejar ver una platea llena de público dispuesto a viajar por una historia. Una inquietud, la de ser actor, la de cruzar su piel con otra piel, a la que han respondido los once actores amateurs que forman el elenco de El enfermo imaginario, un montaje que el Grupo de Teatro San Javier representa en la 47 Edición del Festival Internacional de Teatro, Música y Danza del municipio costero. Su condición de aficionados poco importa, dice Leonor Benítez, directora del montaje, cuando salen de bambalinas. «Está dicho por otros directores: cuando se sube al escenario, el actor es actor, y da igual si tiene una larga carrera o no». Son once personas, once maestros, estudiantes, amas de casa, administrativas... que, picad0s por el aguijón de la interpretación, han aprendido los distintos papeles de El enfermo imaginario, una de las obras más representativas del dramaturgo francés Molière, en la que Argán, un hombre que ahora sería diagnosticado de hipocondríaco, urde un matrimonio de conveniencia para su hija con el único objetivo de que el padre del novio, un reputado doctor, pase a ser su médico de cabecera. Para tenerlo cerca y abusar de la confianza, que acabará dando asco, y sanar de todos sus males inventados.

Una disparatada comedia humana que Molière configuró como un espectáculo musical e incluso con «partes bailables y canto» y que la directora ha adaptado para sus actores: «Yo no cuento con el amplio elenco que se necesita para la obra original; hemos hecho una adaptación que, ante todo, quiere ser divertida», jugar con el público, entretenerlo, expresa Benítez. Eligen Molière por el humor. Eligen El enfermo imaginario porque la risa es necesaria: «Es una obra divertida y en estos momentos estamos en un periodo en el que es necesario divertirse, pasar un buen rato», resume la artífice de esta obra, en la que todos han puesto mucho empeño para lograr el objetivo, «porque hacer reír es muy complicado; es mucho más fácil hacer llorar, todos llevamos la lágrima a flor de ojo. La gente sonríe poco porque está muy tensa». Y ellos trabajan por cambiarlo.

Una tradición en la localidad

El teatro está pegado al municipio de San Javier hace más de medio siglo: «Aquí hubo un grupo de teatro hace 47 años, Oscar 69, que impulsó todo un movimiento dramático en la zona, y con el que se originó el festival», recuerda Leonor. «Eran unos locos del pueblo a los que les gustaba subirse al escenario. Ayudados por un sacerdote, y con ´palicos´ y ´cañicas´, como decimos aquí, hicieron sus pinitos. Luego la cosa se paró», añade. «Cuando me jubilé, pensé que quería hacer teatro y, como he realizado cursos de dramaturgia, empecé a tirar los tentáculos y a agrupar a esa gente dispersa con pasión por interpretar; juntos creamos el famoso grupo de San Javier». Son personas con una ´doble vida´: durante el día están en sus trabajos, cuidan a los nietos, cocinan... y por la noche, estudian sus papeles. «Me siento muy orgullosa de su trabajo: yo los he parido teatralmente, y dejamos muchas cosas personales para esto, porque nos gusta», apunta Benítez. Algo encontrarán en esa afición. Ella lo admite: «Es una terapia, desconectar de la rutina, del amargor diario. Subirse al escenario es una liberación. Nos reímos y lo pasamos bomba».

El festival vuelve al origen

Los aficionados fueron los que crearon el Festival Internacional de Teatro Música, y Danza de San Javier. Este año, «y gracias al concejal de Cultura, David Martínez», la programación rescatará ese sabor amateur en octubre con el I Certamen de Teatro Aficionado Francisco Rubio. Compañías no profesionales de distintos lugares participarán en el encuentro, al que no faltará el Grupo de Teatro San Javier: «Intentaremos participar, fuera de concurso, en la jornada de clausura, que es como se hace habitualmente», aclara Leonor Benítez, que se encuentra emocionada con la idea: «Hay grupos estupendos trabajando, haciendo una labor desinteresada y muy digna, rescatar el origen del festival es una idea estupenda», resume la directora.