Tras la muerte de su madre, Ana y Laura se reúnen en casa de sus padres para repartirse la herencia, despertar recuerdos y desterrar algún fantasma de la memoria. Eva Torres e Inmaculada Rufete protagonizan esta noche en el Romea Hay que deshacer la casa, una coproducción de la compañía murciana Doble K Teatro y el Teatro Circo de Murcia, que tras una larga gira regresa a la ciudad para hablar «de amor, de recuerdos, de heridas por cicatrizar», como enumera su director, Alfredo Zamora, pero lo hace, añade, «desde el respeto, la ternura y con grandes dosis de humor».

César Oliva describe esta obra de Sebastián Junyent como una comedia amarga, ácida, impregnada de humor negro y recuerda que se estrenó en España en la década de los ochenta, cuando la nueva Constitución española suponía «un sólido fundamento al necesario proceso de cambio que se vivía». «Había que deshacer la vieja casa de la dictadura antes de poner los cimientos de una nueva sociedad».

La obra estuvo mucho tiempo en cartel antes de girar por los teatros de todo el país. Hoy, Hay que deshacer la casa sigue buscando respuestas «a aquel proceso de renovación que ejemplificaban las dos hermanas (las dos Españas), incapaces de repartirse la herencia de su madre». Quizá por esta razón Alfredo Zamora dedica este montaje «a todos aquellos que, de vez en cuando, nos enfrentamos con cariño a nuestra memoria».