Desde que el trío de Barcelona, los cowboys del Pirineo publicara su primer EP, Dragon Fly, que les hizo saltar a la palestra y estar en boca de todos, han pasado varios años, y Sidonie está viviendo uno de los mejores momentos de su carrera con su séptimo álbum, el más conceptual, ese con el que han cantado al amor asincrónico entre robots, han burlado clichés y han despedazado con ingenio los ritos de una generación. De sus proyectos y confesiones habla Marc Ros.

Casi dos años después de la salida de Sierra y Canadá habéis hecho un vídeo conmemorativo. ¿Nos hacéis un resumen? ¿Cuál es el balance?

En ese vídeo se nos ve con cara de felicidad. Ahora estamos disfrutando como nunca sobre el escenario. No fue fácil. Recuerdo uno de los primeros conciertos de la gira, era en un teatro de Málaga y en el camerino me puse histérico. No me atrevía a salir. A pesar de que habíamos trabajado mucho en el local de ensayo, fui consciente de que las canciones de Sierra y Canadá eran difíciles de interpretar en directo. A la tercera canción me dije: deja de temblar y escucha. Yo creía en esas canciones y creía en la nueva formación con Marcel y Edu en la banda, pero no estaba seguro con la acogida del público. Poco a poco hemos visto que canciones como Un día de mierda o Estáis aquí son tan celebradas como los singles antiguos de Sidonie. Llevamos cien conciertos, ha pasado de todo; daría para un libro.

¿Es Sierra y Canadá un álbum de liberación de vuestro pasado que va a dar lugar a discos aún más impredecibles? ¿Os habéis reinventado? ¿Os sentís igual de cómodos sin vuestro envoltorio clásico?

Es un disco valiente en el que hemos arriesgado y nos ha salido bien. Nos podríamos haber dado un tortazo, es lo que tiene jugársela. Hemos aprendido mucho con la gira y el disco. El próximo disco no se va a parecer a Sierra y Canadá, pero no lo podríamos hacer sin este.

Coldplay en su último álbum de estudio hacían algo parecido, centrar la historia del disco en la historia de dos personajes, llamados Mylo y Xyloto. ¿Os sirvió de inspiración o es pura coincidencia?

Pura coincidencia. Me gusta más como suenan los nombres de nuestros personajes que los de Coldplay.

Sierra y Canadá no es un disco conceptual, pero casi. ¿Ha funcionado mejor? ¿ A qué creéis que se ha debido?

Ha funcionado muy bien porque tiene buenas canciones. Da igual que el disco sea conceptual, con sintetizadores, cantado en chino... Si no hay buenas canciones, olvídate.

Tengo entendido que hubo un punto en el que pensabais parar y, sin embargo, decidisteis estirarlo un poco más? Poco a poco, el disco parece que haya ido creciendo. ¿Qué opinais?

A medida que avanzaba la gira, íbamos viendo más gente en los conciertos, tanto en las salas como en los festivales. Hay momentos clave como el concierto que hicimos en Las Vistillas de Madrid para las fiestas de San Isidro, el Sonorama y el Granada Sound. Después de estos conciertos creció el interés por el grupo. Me da la sensación de que hemos recuperado todo el público que perdimos con nuestro anterior disco, El fluido García (nuestro disco de culto, jaja).

Estáis aquí ha sustituido a El incendio como cierre de directos. ¿Lo acordasteis después de que fuera elegido por los socialistas para cerrar los actos de campaña?

No sabíamos nada de esto. Lo vimos en la tele como la mayoría de la gente. Nadie nos pidió permiso y llamamos para que dejaran de ponerla; así lo hicieron, y la misma Carmen Chacón nos pidió disculpas. Ella es seguidora del grupo y entendió que no queremos que se nos asocie con ningún partido político.

Un día de mierda se ha convertido en auténtico himno. ¿Es una canción para este momento?

Efectivamente. Es una canción que escribí para el mundo actual y mi mundo privado. Cántala y te sentirás bien. Es mejor que el Prozac.

Volviendo a la gira que estáis a punto de cerrar, ¿qué es lo mejor y lo peor de pasar tanto tiempo en una furgoneta?

Antes poseía un culo bien turgente, duro, bien dibujado. Ahora tengo el culo carpeta. Demasiadas horas en la furgoneta.

¿Os lo seguís pasando bien? ¿Vuestro matrimonio de tres no se resiente?

Siempre nos damos sorpresas. Una cena romántica, unos juguetes eróticos... Es igual que un matrimonio, lo bueno de ser tres es que cuando dos entran en una espiral de locura el otro aporta cordura.

¿Qué sorpresa os ha dado a vosotros Sierra y Canadá?

Volver a encontrarnos con el público de Barcelona, el más difícil del mundo.

¿Qué planes llegan a partir de ahora? ¿Tenéis en mente entrar a grabar ya mismo un nuevo álbum? Y, si es así, ¿hacia dónde va ir el sonido esta vez?

Ahora tocan unas mini vacaciones. Creo que serán una farsa, porque seguiré componiendo para el próximo disco. Ni idea de cómo va sonar, pero hay algunas canciones muy especiales.

¿Habéis encontrado en la electrónica un lugar confortable para Sidonie?

Siempre que esté al servicio del pop, nos será de gran ayuda.

Lo último que hemos oído es vuestra participación en la banda sonora de la película Indidencias (Eclipse personal). ¿Qué nos podéis contar acerca de esa canción?

Los directores de la peli, Juan Cruz y Jose Corbacho, nos pidieron algo tipo The Passenger de Iggy Pop, y les entregamos una mezcla del Revolver de los Beatles, Pet Sounds de los Beach Boys y Who's Next de los Who. Les encantó. Siempre estamos hablando de rock clásico, ¿no?

Lo del vídeo de Ryan Air ha tenido más repercusión de la que esperabais. ¿Cómo fue liaros la manta a la cabeza? ¿Habéis tenido algún problema con la aerolínea por ello?

Fue una locura. Noticia de alcance mundial. Poco después estrenaron un anuncio cantando las virtudes de la compañía. Ahora tratan mejor a sus pasajeros...

¿Qué significa para vosotros volver a tocar en Murcia?

Murcia, junto a Granada, Gijón o Zaragoza, ha tenido siempre una escena pop muy importante. Sabemos que es una plaza importante que mide la relevancia de un grupo. Murcia tiene este aliciente, y además se come muy bien y hay una fiesta que no se la acaba uno.

Y adelantándonos al 20D, ¿qué le pediríais al próximo ministro de Cultura?

Que rebajen el IVA cultural a un nivel humano. No sé cómo lo hemos podido soportar.