Se han hecho un hueco imprescindible en nuestras vidas. No sabemos vivir sin ellos, pero la dependencia a los teléfonos móviles y las tablets comienza a pasarnos factura de forma silenciosa y el futuro no es muy halagüeño.

Los fisioterapeutas ven pasar por sus clínicas cada vez más a un número mayor de personas aquejadas de dolencias relacionadas con un uso excesivo de estos dispositivos y una cifra importante se corresponde con pacientes en crecimiento, lo que agrava la situación.

Los especialistas advierten de que la peor parte se la pueden llevar los niños y adolescentes que hacen un uso desmedido en una etapa en la que su columna y su musculatura aún está desarrollándose.

Hernias, deformaciones en la columna y adormecimiento de las manos son algunas de las consecuencias que puede conllevar un mal uso, o más bien un abuso, del móvil a edades tempranas, pero también en adultos.

Los móviles fueron concebidos en origen para hablar, sin embargo hoy sustituyen a los ordenadores, con la salvedad de que la pantalla es mucho más pequeña y ello nos obliga a inclinar la cabeza para poder ver correctamente. Además, la popularidad de la mensajería instantánea también está dando lugar a problemas de artrosis en los dedos de las manos.

El decano del Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Región, Sebastián Peris, aclara que «cualquier postura anómala mantenida en el tiempo, como la de un trabajador frente al ordenador o una costurera ante su labor, también puede acarrear molestias». No obstante, el uso que se realiza del teléfono móvil abarca cualquier edad y casi cualquier profesión, por lo que es un añadido a la mala higiene postural que se siga en el día a día.

El uso de estos dispositivos obliga a ir con «la cabeza hacia adelante y hace que se descompense la postura. El ser humano debe ir erguido y solo el hecho de estar sentado todo el día ya afecta porque se alarga la cadena superior posterior y genera tensión de los músculos posteriores por el peso de la cabeza, que se incrementa al flexionarla», explica. La inclinación de 15º ya genera un aumento de 7 kilos a su peso, llegando hasta 12 más si se flexiona 60º.

Este gesto tan cotidiano afecta también a «los pequeños músculos situados entre las vértebras. Si mantenemos una posición de flexión del cuello, la lordosis se invierte y se rectifica, por lo que el peso se produce en la parte delantera del disco vertebral, pudiendo favorecer hernias discales».

Las contracturas posteriores y laterales también son otro efecto del abuso, incluso la debilidad muscular delantera, según indica Peris. A estas consecuencias, que son posiblemente las más conocidas, hay que sumar que la mala postura al utilizar estos dispositivos una y otra vez puede generar adormecimiento en brazos y manos.

Aunque, como indica el decano de los fisioterapeutas, «estas consecuencias varían en función de las descompensaciones de cada persona», ya que cada uno tiene sus propios problemas añadidos que determinan de algún modo que se adquiera una u otra postura y que la persona en cuestión sea más o menos propensa a sufrir dolencias como la artritis.

El estrés, mal compañero

Pretendemos replicar con el móvil todo lo que hacíamos hasta hace unos años cómodamente sentados con nuestro ordenador. Pero no nos quedamos ahí, sino que, además, nos hemos convertido en ciudadanos multitarea que teclean mientras pasean, sacan dinero o pagan en el supermercado. Todas estas acciones, repetidas una y otra vez aumentan los niveles de estrés.

Un estado de nerviosismo o estrés puede provocar problemas digestivos, para conciliar el sueño y dolores de cabeza, entre otras dolencias. Este es un factor muy importante a tener en cuenta ya que afecta en gran medida a la postura de cada uno: «El estrés carga los hombros, que al fin y al cabo son la 'percha del cuerpo', y cualquier tensión muscular en esa zona comprime las articulaciones vertebrales».

Sebastián Peris destaca que, más allá de lo preocupante de la situación esta realidad es mucho más alarmante en el caso de los niños y adolescentes. «Hay que tener en cuenta que la mayoría de quienes usan estos dispositivos son personas que están en crecimiento y su sistema músculo-esquelético no está terminado, por lo que durante su desarrollo se producen desgastes y descompensaciones».

«El cartílago de las vértebras crece con la tendencia que impone el uso del teléfono móvil y puede generar molestias, dolores, adormecimiento de manos, hernias y protusiones discales, incluso cefaleas porque las arterias que pasan por la zona cervical y que riegan el cerebro sufren una alteración», destaca Peris.

Por otro lado, el campo de visión, los pies, la columna vertebral, la piel, la mandíbula y el medio interno (el aparato digestivo, por ejemplo) afectan a la postura de por sí, por lo que si a eso añadimos los malos hábitos cuando se utilizan estos dispositivos, «la situación se vuelve muy compleja».

Al rosario de dolencias ya citadas, hay que sumar la rizartrosis que se puede producir en los pulgares por el hábito adquirido de escribir mensajes casi de manera compulsiva. Se trata de una artrosis localizada en la base del pulgar que se genera por el desgaste del cartílago de la articulación entre el hueso trapecio y la base del primer metacarpiano. Peris recomienda realizar masajes en la zona y evitar el sobreuso de esta articulación, sobre todo en niños.