El campo está volviendo a recuperar su terreno. Parte de los suelos rústicos que fueron recalificados en toda la Región para edificar en los años previos a la crisis inmobiliaria, cuando se arrancaron árboles para construir urbanizaciones que no han llegado a materializarse, se han convertido de nuevo en tierras de cultivo, como si el ´boom´ del ladrillo hubiese sido solo un espejismo. Su propietarios, que en muchos casos son ahora las entidades financieras, han encontrado en la agricultura una forma de sacar partido al patrimonio urbanístico mientras llegan tiempos mejores.

Los planes parciales aprobados por los ayuntamientos murcianos y ratificados por la Comunidad Autónoma permitieron autorizar algo más de 100.000 viviendas que se quedaron en el tintero, según las estimaciones de la compañía Tinsa, aunque otras fuentes sostienen que la cifra real es muy superior

Alhama de Murcia es uno de los municipios en los que están plantándose nuevos cultivos en tierras que se roturaron para acoger miles de dúplex y de apartamentos que no pudieron edificarse. Este municipio situado junto a Sierra Espuña fue uno de los primeros que revisó su Plan General de Ordenación Urbana para adaptar su planeamiento a las previsiones de crecimiento que se vislumbraban a principios de este siglo. Sin embargo, los cálculos resultaron excesivos, dado que la mayor parte del suelo recalificado sigue sin edificarse.

En Alhama puso sus ojos la gran locomotora del desarrollo urbanístico, la promotora de Balsicas Polaris World, que pretendía construir miles de viviendas entre las urbanizaciones Condado de Alhama I y Condado de Alhama II. Sin embargo, la realidad es que en el primero apenas llegó a edificar una tercera parte de las viviendas proyectadas, mientras que la segunda fase nunca llegó a iniciarse.

La compañía que fue el buque insignia en la promoción de resort turísticos, y que sirvió de ejemplo a otras empresas decididas a seguir sus pasos, alcanzó tal poderío que llegó a comprometerse con la Consejería de Obras Públicas a financiar un tramo de autovía de Alhama a Mazarrón para acercar sus promociones al mar, con una inversión de millones de euros.

Cuando se frenó la venta de apartamentos y Polaris ya no pudo hacer frente al crédito mancomunado por importe de 1.200 millones que había conseguido de las entidades financieras, encabezadas por las antiguas CAM y Bancaja, la compañía entregó el suelo recalificado a las instituciones acreedoras, que crearon la sociedad IRM para intentar buscarle comprador.

Sin embargo, los terrenos en los que deberían haberse construido casas y campos de golf no fueron adquiridos por ninguna promotora dispuesta a llevar a la práctica los plantes de urbanización, sino por una empresa del grupo exportador de frutas de hueso El Ciruelo, que está plantando frutales y uva de mesa. La compañía de Alhama explota ahora las antiguas propiedades de Polaris a través de la filial Agrofruits Levante.

En los terrenos situados junto al Mar Menor en los que se proyectaban grandes urbanizaciones, como Lo Poyo o Novo Carthago, hay zonas que nunca dejaron de estar plantadas, según apuntaba el director de Anse, Pedro García.

El caso de Novo Carthago también resulta especialmente significativo. El proyecto de la compañía Hansa Urbana apadrinado por la CAM fue presentado en el año 2003 y, después de un largo contencioso motivado por la recalificación de terrenos protegidos del PORM del Mar Menor, llegó a los juzgados de lo penal, que desde hace varios años investigan la implicación de miembros del Consejo de Gobierno que presidía Ramón Luis Valcárcel y altos funcionarios de la Comunidad y del Ayuntamiento de Cartagena en el cambio de uso del suelo.

La complejidad de la investigación y los tumbos que ha ido dando por distintos juzgados hacen prever que también esta finca, en la que se encuentra el monasterio de San Ginés de la Jara, permanecerá dedicada al cultivo de melones y de hortalizas durante años.

Sin embargo, el dirigente de Anse advertía de que las instituciones financieras que se han convertido en propietarias de los solares sin construir están alquilando de manera arbitraria los terrenos para uso agrícola, a pesar de que no siempre disponen de una concesión de riego que les permita disponer de los caudales asignados antes de la recalificación.

Pedro García asegura que muchas de las propiedades arrendadas por los bancos a las empresas agrícolas eran tierras de secano que, por lo tanto, están utilizando caudales de riego no autorizados.

El director de Anse destacó especialmente las plantaciones que están apareciendo en el denominado Campo de Murcia, «en la zona comprendida entre la pedanía murciana de Sucina y la urbanización Mosa Trajectum», situada junto a la autovía de San Javier, donde se han quedado otros resort en proyecto.

Añadió que algo parecido está ocurriendo en la zona próxima a Corvera, otra de las pedanías de Murcia en las que se produjo una intensa actividad urbanística, que ha acabado con urbanizaciones cerradas en torno al aeropuerto.

También el Presidente de Coag, Miguel Padilla, teme que estén proliferando regadíos en las zonas urbanizables que no han llegado a ser desarrolladas sin tener caudales de riego asignados. Padilla señaló que los cultivos «que tenían dotación» anterior no plantean ningún problema, pero alertó de que sus propietarios solo pueden plantar «dentro del perímetro de regadío autorizado».