El Centro Económico y Social (CESRM) ha dado el visto bueno por unanimidad a los dos planes de recuperación de especies en peligro de extinción de la Región de Murcia, aunque le da un tirón de orejas a la administrarión regional por haber tardado 20 años en redactar ambos proyectos.

El dictamen del CES, que es preceptivo pero no vinculante, hace referencia a la recuperación del fartet, del águila perdicera, de la nutria y de la malavasía cabeciblanca, todas ellas catalogadas como en peligro en la Ley 7/1995, de 21 de abril, de la fauna silvestre, caza y pesca fluvial.

Los consejeros apuntan al «contraste entre la diligente actuación de la administración ambiental en la realización de los trabajos técnicos y la demora en la realización de las actuaciones», por lo que consideran necesario reiterar su «preocupación por el retraso que viene acumulando la planificación ambiental en la Región».

En el dictamen llegan a calificar de «parsimonia» esta actuación «en la que se constatan períodos de aparente inactividad administrativa». Una inactividad que hacen extensiva a los instrumentos de gestión de los espacios naturales y las áreas Natura 2000.

El CES lamenta que los retrasos en el cumplimiento de los compromisos, «pueden poner en riesgo la financiación externa o incluso conducir al inicio de expedientes sancionadores» de la UE, a la vez que puedan tener «efectos negativos» sobre la conservación de la biodiversidad.

Además de causar situaciones de inseguridad jurídica a los propietarios, gestores y usuarios del lugar, el CESRM insiste en que sin los instrumentos de gestión no se podrán desarrollar iniciativas de aprovechamiento sostenible.

Habrá que actualizar los datos

La intención de la consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente es que los proyectos de recuperación de las cuatro especies estén definitivamente aprobados antes de verano, pues aún deben pasar por los Servicios Jurídicos y por el Consejo de Gobierno.

Debido a que de estas especies «se tiene una información desigual», según fuentes de la Consejería, tendrán que realizar trabajos de seguimiento «para conocer en detalle su estado actual de conservación».

En concreto, explican que del águila perdicera y de la malvasía se tienen datos actualizados a día de hoy; pero no así del fartet (lo últimos son de 2008) ni de la nutria (datan del 2014). Por ello, está previsto que en julio se inicie el programa de seguimiento biológico de éstas y otras especies.