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­Joaquín Ortuño nació en Murcia hace 77 años. Pionero de la especialidad de Nefrología en España, es catedrático de esta patología en la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid. Hace unos días, durante el acto anual de la Fundación Tecnología y Salud, recibió el Premio Fenin (Federación de Empresas de Tecnología Sanitaria) a la Innovación Tecnológica Sanitaria 2015, por su trayectoria y por sus esfuerzos en la incorporación de la tecnología sanitaria para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Usted lleva 50 años dedicado al campo de la Nefrología. ¿Cómo ha vivido su evolución en este tiempo?

En estos cincuenta años, a esta faceta de la medicina, al igual que al resto de la sociedad española, no hay quien la reconozca. Yo empecé con la nefrología en el año 64, que entonces ni siquiera era una especialidad, con otros aficionados, que estábamos con un pie en la clínica y otra en el laboratorio.

Entonces todos los análisis los hacíamos de manera manual. No había catéteres comerciales ni ningún tipo de exploración radiológica sofisticada. No teníamos ecografía. El riñón artificial que empezamos a manejar era mucho peor que cualquier lavadora actual. Era un simple tanque de agua del grifo y en ella disolvíamos los productos para obtener la concentración adecuada para la diálisis.... Así, a años luz de lo que tenemos actualmente.

Usted ha sido coordinador de trasplantes. Hablemos, tal vez, de ciencia ficción, ¿estamos muy lejos de lograr fabricar un riñón que pueda sustituir al órgano humano en los trasplantes?

Es un deseo, un reto que se ha perseguido durante muchos años, pero en lo que no se ha avanzado gran cosa. Sí se ha progresado en las máquinas de diálisis actuales, que son mucho más confortables y menos peligrosas. También se han mejorado los controles al paciente durante el proceso. Pero conseguir un riñón portable, pequeñito y trasplantable, que pueda sustituir al humano, no lo concibo de momento.

¿Para hacer más livianas las listas de espera, cree necesario que se cambie la legislación y se obligue a todo el mundo a ser donante?

No. No creo que ese sea el camino a seguir. En este campo siempre se trata de no herir susceptibilidades. Sí se debe atraer a más donantes pero con campañas de sensibilización, porque lo cierto es que en los últimos 40-50 años el porcentaje de negativas familiares se ha mantenido estable. Entre un 15 y 20% de los riñones aprovechables se pierden por negativas familiares. Es muy importante que los médicos, en la fase premorten del paciente, trabajen para lograr la colaboración de las familias.

¿Debe la tecnología dar un paso más en favor de la medicina?

La tecnología es importante, esencial para el progreso de la medicina, pero no conviene hacer excesivo énfasis en ese aspecto. Mucho más importante que los avances tecnológicos están los avances conceptuales, el conocimiento de las cosas: la tarea de pensar, de discurrir, de razonar. No conviene convertir al nefrólogo en un maquinista que maneje una máquina y es uno de los peligros potenciales que tiene esta especialidad. Se centran demasiado en la tecnología y tienen el cerebro un poco aletargado. Independientemente del dominio de la técnica está el conocimiento de las cosas.

Pero los recortes han afectado mucho a la investigación.

Debemos de dejar de ser tan quejicas. Es cierto que hay una financiación insuficiente, pero lo cierto es que en estos últimos años la producción científica de muchos hospitales no sólo no ha decrecido, sino que ha aumentado. Lo que hace falta es gente que tenga ideas interesantes, susceptibles de ser investigadas. Porque luego hay que rendir cuentas.

Experto y pensador

Doctor cum laude por la Universidad Complutense de Madrid, es ex jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Inició su trayectoria profesional en la Fundación Jiménez Díaz. Continuó su labor en la Clínica Puerta de Hierro de Madrid hasta 1976, fecha en la que se trasladó al Hospital Ramón y Cajal, como responsable del servicio de esta especialidad. Fue el coordinador de trasplantes entre 1979 y 1993. Completó su formación en trasplante renal en el Hospital Peter Bent Brigham de Boston (EE.UU) y en la Cleveland Clinic (EE.UU). Fundador de la Sociedad Española de Nefrología, es, además, miembro de la Sociedad Internacional de Nefrología y de la Sociedad Europea de Nefrologia, Diálisis y Trasplantes y de la Academia ‘Alfonso X el Sabio’ de Murcia. Es autor de 568 publicaciones científicas y responsable de 999 comunicaciones en congresos nacionales e internacionales. Además, ha dirigido 14 tesis doctorales y ha participado en el desarrollo de 59 proyectos de investigación.