Artefactos explosivos, algunos procedentes de la Guerra Civil, permanecen agazapados en casas de campo de la Región. Y pueden ser peligrosos. Cuanto más antiguos son, «todavía peores», pues sus mecanismos entrañan riesgos y podrían estallar.

En ocasiones, personas que adquieren una casa en la huerta, o hasta viudas que se ponen a revisar el sótano en el que sus esposos trabajaban, se encuentran con estos objetos. La mayoría avisa a la Guardia Civil. Aunque algunos, que dan por hecho que, por antiguos, estos 'cacharros' ya no suponen un peligro para su seguridad, deciden quedárselos en casa. Una bomba para decorar el salón. En este sentido, la Benemérita hace hincapié en la importancia de concienciar a la población: conservar uno de estos objetos nunca es una buena idea.

Hace sólo unos días, en un pueblo de la vecina localidad de Alicante, un hombre que paseaba con su perro se topó en un paraje con una bomba de la Guerra Civil... y se la llevó a su casa. Se trataba de una granada de mortero que aún contenía carga explosiva. Según explicaron los expertos, que no le estallase en las manos fue «un golpe de suerte». Los Tedax se hicieron cargo del artefacto y lo destruyeron.

No sólo se trata de bombas. En noviembre de este año, la Benemérita localizó en una nave de la localidad de Cehegín cinco cohetes y seis iniciadores antigranizo, además de tres petardos de feria que contaban con una antigüedad de más de treinta años. Un vecino que limpiaba la nave se encontró con ellos, como suele ser habitual, por pura casualidad.

Cuando los artefactos son detectados, especialistas de la Guardia Civil se desplazan al lugar, para destruirlos. Se trata de desactivarlos en una zona controlada: en la mayoría de las ocasiones, los hacen explotar al aire libre, tras revisar y determinar qué carga llevan. La detonación se hace con cartuchos y hasta con bombas. Cuando se trata de cables, los queman.

Fuentes cercanas detallaron que no es posible conocer el número de artefactos que permanecerían ocultos, aunque podría tratarse de cientos.

«En caso que la Guardia Civil tenga sospechas o conocimiento de la ubicación de materiales explosivos en lugares inadecuados, se realizan labores de búsqueda, si bien, generalmente, se actúa a través de la colaboración ciudadana que alertan a la Benemérita de estos hallazgos», explican desde este Cuerpo.

La última constancia de hallazgo de explosivo en la Región la comunicó la Guardia Civil el pasado jueves 3 de diciembre. Fue en una vivienda de huerta de Villanueva del Río Segura, y se encontraron 12 cohetes granífugos antiguos con sus cargas de proyección completas que, finalmente, fueron destruidos.

La actuación se inició cuando un vecino del municipio de Villanueva del Río Segura alertó a la Guardia Civil del hallazgo de unos cohetes granífugos cuando realizaba labores de limpieza en una casa de huerta del paraje El Cobi.

De inmediato, una patrulla del Cuerpo se desplazó al lugar y comprobó que se trataba de diverso material explosivo por lo que, tras acotar la zona, informaron al Grupo de Desactivación de Artefactos Explosivos (Gedex) de la 5ª Zona de la Guardia Civil de Murcia, para proceder a la identificación y desactivación.

Especialistas del Gedex también intervinieron cuando las famosas 'bolas' aeroespaciales aterrizaron en parajes de Calasparra.La figura del especialista de explosivos está regulada en España desde 1973.