La huerta de Murcia encierra tesoros que la crisis por la que atraviesa el sector agrícola está poniendo en peligro. Se trata de las variedades más tradicionales de cultivos como el tomate, el pimiento, la berenjena o el melón, productos estrella de la Región de Murcia, cuya presencia ya es casi testimonial al haber sido sustituidas por otras variedades más rentables en detrimento de su aroma y sabor característicos. «Seguimos produciendo tomates, pimientos o melones pero no son los de antes, los que cultivaban nuestros mayores», explica Joaquín Costa, responsable de la sección de horticultura del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), organismo público dependiente de la consejería de Agricultura y Agua.

Esas variedades con más solera son las que los técnicos del Imida buscan «huerto a huerto» en la zona de la Vega Alta del Segura, como antes lo hicieron en la zona norte de la Región (Altiplano y Noroeste). El objetivo es rescatar las últimas semillas que queden de esos cultivos y ponerlas a buen recaudo en el banco de germoplasma que el Imida tiene en su oficina central de La Alberca. «Cada variedad es única e irrepetible y si se pierde es irrecuperable», explica Costa.

El objetivo no es sólo recuperarlas para evitar su extinción sino, además, trabajar con ellas para promover su uso en nuevos cultivos y lograr así que vuelvan a los mercados. «Las ventajas son evidentes: son de mayor calidad y tienen un mejor aroma y sabor. Además, están mejor adaptadas a cada zona por lo que pueden afrontar mejor los virus o enfermedades», señala el técnico del Imida.

En la actualidad, el mejor camino para reimplantar estas variedades en nuestra huerta es a través de la agricultura ecológica, una opción que cada vez gana más adeptos. Ya son muchos los consumidores que no dudan en pagar un poco más para consumir productos libres de sustancias químicas, lo que está permitiendo que la agricultura ecológica sea una alternativa rentable como medio de vida, algo que no ocurre

con la agricultura tradicional, «pese a que las dos son de igual calidad», señala Costa.

Esa falta de rentabilidad de la agricultura convencional está provocando el abandono de la huerta y con ella sus cultivos más veteranos, una situación que afecta, sobre todo, a la Vega Alta del Segura, de ahí que el Imida eligiera esta zona para su proyecto de recuperación de especies tradicionales. Al respecto, Joaquín Costa explica que en Murcia ya se han recuperado más de cien variedades de cada especie (tomate, pimiento y melón, sobre todo). Del total, entre veinte y treinta proceden de la Vega Alta.

Sorprende la cantidad de variedades que puede haber de una misma especie, sobre todo si pensamos que para un neófito en agricultura todos los pimientos son rojos o verdes. «Pues no, hay pimientos de todos los colores, incluso amarillos, y no son nuevos ni los hemos inventado nosotros, no, ya se cultivaban hace muchos años en nuestra huerta», cuenta este técnico.

El catálogo de variedades que se guardan en el banco de germoplasma del Imida en la parcela de horticultura comprende más de una decena de especies. Además de las ya citadas, se encuentran semillas de calabaza, judía, sandía, cebolla, calabacín o coliflor, entre otras. Partiendo del material que allí se guarda, los investigadores del Imida ya han presentado 19 variedades tradicionales adaptadas al cultivo ecológico de tomate, pimiento, melón y berenjena. Dichas variedades han sido evaluadas agronómicamente en explotaciones de agricultores colaboradores, situadas en áreas del Altiplano, Noroeste y el centro de la Región de Murcia, mediante ensayos realizados por técnicos de la dirección general de Modernización de Explotaciones y Capacitación Agraria.

Se trata de nueve variedades de tomate (de los tipos Flor de Baladre, Muchamiel, Pera y Murciano), cinco de pimiento (Trompa de Vaca, Dulce Italiano, Piquillo y Bola), cuatro de melón (Amarillo, Tendral, Rochet y Piel de Sapo) y tres variedades de berenjena (Morada, Morada Redonda y Listada). Todas ellas se ponen a disposición de los agricultores de la Región para que las incorporen a sus cultivos.

De hecho, el banco de germoplasma del Imida está abierto a los agricultores y es de uso gratuito.

Sin embargo, el banco de germoplasma del Imida no es el único de la Región. La Universidad de Murcia tiene uno ubicado en el Centro de

Experimentación Agraria que, además, está especializado en variedades autóctonas, y la Universidad Politécnica de Cartagena también tiene

el suyo.

En España existen tres bancos nacionales de germoplasma de hortícolas. Se ubican en el Centro de Recursos Fitogenéticos de Alcalá de Henares (CRF), el Centro de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad de Valencia (COMAV) y un tercero en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón. En todos ellos se guardan simientes de Murcia,

Y es que la Región de Murcia atesora una gran riqueza agrícola, con 1.028 variedades locales, un grupo que lideran los frutales, seguido por las hortalizas, gramíneas y leguminosas. Y el Imida trabaja para que toda esa variedad no se pierda.

El Imida tiene un banco de germoplasma que atesora semillas de miles de variedades de Murcia y otras regiones. De hecho, sólo en Murcia existen más de mil variedades locales, 1.028 para ser más exactos, según el catálogo provisional realizado por el departamento de Biología Vegetal de la Facultad de Botánica de la UMU. El banco de germoplasma del Imida comenzó a gestarse hace más de 30 años y en la actualidad ya son más de 3.000 las variedades almacenadas, aunque esta cifra seguirá creciendo gracias a la labor de recogida que realizan sus técnicos, liderados por Joaquín Costa, promotor del proyecto.