Decía el otro día un americano, demócrata de toda la vida, que eso de que Obama hubiera decretado que él tuviera que pagarle por ley la sanidad a los alcohólicos y otros maltratadores de su cuerpo no le gustaba nada. Dicho en esta parte de la España de vestiduras rasgadas provocaría una orden de alejamiento inmediata del sistema con detención, sin embargo toleramos con ancha tragadera que con la misma pasta engordemos la saca de políticos y allegados.

Estos días se ha vuelto viral el video, ya viejo para nosotros, de las subidas de salario del alcalde y compañía en San Javier, y mientras el resto del país se asoma al ´si no mía de nadie´, para nosotros ya es pasado. En Carolina del Norte y en la del Sur estarían todos dimitidos si no a punto de ser juzgados, así que pretender parecerse a ciertas formas de política por muchos españoles por el mundo que nos adoctrinen, es tarea inútil, lo que no evita un ejercicio teatralizado de ver qué pasaría; porque hacer sumas de lo que nos cuesta mantener vivos a todos aquellos que han elegido maltratarse a sí mismos y los que han elegido maltratarnos a nosotros adjudicándose la pasta, sería para morirse de sopetón.

Para el americano, en ese saco entran además de cualquier político de bolsillo ágil, todos los fumadores -que luego hay que resolverles el cáncer de pulmón,- los bebedores -que hay que intentar paliarlos de la cirrosis- y no les digo nada de la epidemia de gripe que arrasa selectivamente según ellos a los que no cuidan sus niveles de vitaminas convenientemente. Este americano demócrata que les decía, se reafirmaba en que a él le cuesta mucho no dejarse vencer por los demonios cotidianos y que si por su gusto fuera, se pasaría el fin de semana de botellón y cubatas, como en España; que también le cuesta mucho madrugar para hacer su horita de running llueva o truene por las calles de Indianápolis a menos doce de frío, y no les digo nada de lo que le machaca esa estricta dieta rica en fitonutrientes activos y de alto contenido en bemoles... Pero que si él lo hace y pone todo el esfuerzo en conseguirlo, por qué tiene que pagar con sus impuestos a una pandilla de indisciplinados que no les importa vivir o morir y que no tienen ningún aprecio ni por su vida ni por el esfuerzo de sus conciudadanos pagando impuestos y trabajando muchas horas al día para después tener que salvarles la vida.

El caso es que, puestos a pensar, alguna razón tiene, lo que pasa es que nosotros somos más de mirar para otro lado y al final tomárnoslo como si marcáramos una equis voluntaria en la declaración de la renta, pero que no nos dejan elegirla. De esas de ´dono este 30% a todos los irresponsables, maltratadores de su propio cuerpo, indisciplinados y egoístas´, luego añadimos un ´perdónalos Señor que no saben lo que hacen´ y otro cuarto y mitad de cielo ganado.

En todo caso, todo tiene que ver con una capacidad o con un talento, aunque tenga mucho de disciplina. Si todos fueran capaces de dejar de fumar, todos lo harían; igual que si todos fueran capaces de dejar el alcohol también lo harían porque, en el fondo, todos sabemos lo que nos hace bien y mal. No lo tengo claro con el asunto de mano con querencia al bolsillo político y elegante, que siempre hay imposibles en la vida.

Es verdad que la diferencia está en que el americano, que lo ha conseguido, no quiere que con su pasta se sostenga a quien no fue capaz, seguramente, porque no lo intentó lo suficiente. En todo caso este americano que se quejaba, lo mismo se va a morir con una salud de hierro, y los ediles, políticos y bancarios de este lado del Atlántico lo harán de sobresueldo con ataque festivo de colesterol después de una suculenta cena con corrida y picadores incluidos. Así que decidan ustedes qué política y qué dieta les conviene mantener para ver crecer a los hijos de sus hijos.