David le gusta que le llamen quiosquero, pues es lo que es. Se siente muy orgulloso de serlo y de continuar con la labor de su madre al frente del quiosco que montaron hace ya mas de 14 años en la Alameda de San Antón y que comparte con su hermano Aram.

¿Como va esto de los quioscos?, le pregunto. Para regentar un quiosco, me cuenta, hay que solicitar una licencia al Ayuntamiento indicándoles el lugar de la vía pública donde se quiere ubicar. Una vez concedida, es cuando tiene que comprar el quiosco propiamente dicho, que tiene que reunir unas características conforme a la normativa reguladora de los mismos que recoge la licencia de explotación, darle de alta en la luz, llenarlo de material y a funcionar.

Los quioscos son en propiedad y pagan un canon o alquiler mensual al Ayuntamiento por su ubicación en suelo público.

Se venden todo tipo de revistas y prensa, mas las ´chuches´ y artículos infantiles€, bueno, y agua, muchas botellas de agua sobre todo si estás en una zona por la que pasan muchos turistas. ¡Menudo servicio socorrido hacemos!, me dice, ayudando a que los turistas se encuentren en nuestra ciudad perfectamente atendidos.

David tiene su quiosco abierto todo el día, desde las siete y media de la mañana hasta las ocho y media de la noche, atendiendo a su clientela habitual y los turistas. Lo que mas vende es la prensa local y artículos infantiles, aunque no se puede quejar de la venta de ´chuches´ y revistas del corazón y de historia.

Un quiosco tiene que tener de todo lo que se publica si quiere mantener su clientela fija, por lo que llega a tener mas de 700 referencias y mas de 2.500 ejemplares entre todas ellas.

Los clientes son tremendamente fieles y exigentes, por lo que David intenta servirles y mimarles, pues son lo más importante para un quiosquero que se precie y le guste su profesión. Fíjate que nos llaman los ´Google-quiosco´ porque tanto tenemos que lo contamos todo.

¿Qué es lo que más te comenta la gente que compra diariamente la prensa?, le pregunto. Sobre todo, me responde, los comentarios o artículos de opinión que publican los periódicos..., que si fulanito a escrito esto, que si el otro dice lo otro€, en fin, a la gente le gusta leer lo que rajan otros, sobre todo si es de los políticos.

Anda David, cuéntame una anécdota.

La anécdota que puedo contar -me dice- es que parece que somos nosotros los que informamos a la gente y no es así. Tenemos tantos clientes y tan bien informados de todas las materias, que son ellos los que me mantienen a mi informado diariamente cuando charlas con ellos, igual de alpinismo, que de motos, política o crónicas sociales.

A David le gusta el senderismo. No hay rincón en la región murciana que no lo haya pateado y bautizado con sus ojos, alternándolo con el pádel y la bicicleta.

Como cocinero ná de ná, lo suyo es comer y que cocinen otros, especialmente su encantadora mujer, Emilia, que hace unos platos de cuchara insuperables, especialmente las lentejas que quitan el sentido. Por cierto Emilia, me ha dicho que no lo diga, que le da vergüenza, pero yo lo voy a decir: está enamoradísimo de ti y vuestra hija Sara lo tiene embobado€, pero no le digas que te lo he chivao.

Bueno, y cuando me habla del cocido de su madre, doña María Luisa, me cuenta que no hay besos suficientes para agradecérselo€, ¡lo tienes que probar!, exclama. Pues nada David, que no se haga de esperar la cosa, que para eso siempre hay tiempo.

Le encanta la colonia Hugo Boss, su película preferida es Matar a un ruiseñor, que cuenta la historia de cómo un abogado blanco se complica la vida defendiendo a un negro en un tiempo donde ser negro casi era un delito. También le apasiona la lectura española del siglo XX.

Y ahora el selfie€, con David, su hermano Aram, un servidor y el kiosco detrás a rebosar con todas las revistas que existen€ ¿Cómo€?, ¿qué€?, ¿si me fijé si tienen las revistas Clima y Lib.es?..., ¡ufff!..., ¡Interviú como mucho!, que la cosa de las revistas del ´asunto´ está de capa caída.