Querido alcalde, con el debido respeto: Le decía la semana pasada que, en mi opinión, anda usted tan atareado con todos esos líos en los que se mete, que en muchas ocasiones no podrá siquiera concentrarse en el trabajo diario. Me imagino, que aparte de su singular carácter, se verá apremiado por el poco tiempo que le va quedando antes de que su heredera tome el relevo pero, ¿qué quiere que le diga? A veces conviene hacer una pausa, contar hasta diez y planificar cuidadosamente la mejor estrategia. Claro que como siempre se dice: «que fácil se ven los toros desde la barrera». No sé yo si muchos de nosotros seríamos capaces de aguantar el tipo si nos planteasen alguno de los despropósitos que a veces leemos en la prensa.

Por ejemplo, esta semana explicaba usted que el Gobierno regional le había ofrecido cambiar los 7.000 metros cuadrados de la nave que hay en Conténtpolis por la réplica del submarino que se encuentra en el campus de Alfonso XIII de la Universidad Politécnica y que usted quiere poner en la nueva rotonda del Paseo. Una réplica que, dicho sea de paso, la UPCT ya le había cedido al Ayuntamiento y que el gobierno regional paralizó porque quería catalogarla.

Pero voy más allá. Repasando las noticias relacionadas con Conténtpolis me encuentro con una de hace seis años que, entre otras cosas, señala: «La alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, ha informado de que el Ayuntamiento formalizará en la próxima junta de Gobierno la cesión a la Comunidad Autónoma de las parcelas de Los Camachos en las que la Comunidad ha decidido ubicar Conténtpolis, la Ciudad de los Contenidos Digitales».

Dos años después el entonces consejero de Universidades, Empresas e Investigación, José Ballesta, actual alcalde de Murcia, reconocía que la Comunidad Autónoma se había quedado sin el dinero necesario -nada menos que cinco millones de euros-, para terminar ese proyecto que su antecesora, la señora Barreiro, nos había vendido a todos los cartageneros como el nuevo Silicon Valley del sureste español, «Barreiro ha destacado el interés regional de este proyecto, que va a permitir que Murcia investigue y compita en el mundo de la tecnología digital y ha afirmado que, igual que Escombreras es el valle industrial de Cartagena, Conténtpolis convertirá a Los Camachos en su valle tecnológico».

Es decir que nuestros amigos del Gobierno regional quieren cambiarnos una réplica del submarino que ya nos había cedido la Universidad Politécnica por una nave sin terminar, abandonada y levantada sobre terrenos cedidos por el Ayuntamiento.

Desde luego el negocio no está nada mal, sino fuera porque no nos chupamos el dedo. No me extraña su respuesta: «el timo de la estampita se da en las películas de Paco Martínez Soria, pero a mí no me lo van a dar». Por eso decía que en algunas ocasiones comprendo que no pueda usted contenerse. Es algo parecido a esa sensación de impotencia que sentimos muchos por la convocatoria de nuevas elecciones.

Digo yo que ya que han sido los responsables de los cuatro grandes partidos políticos (Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera) los culpables de que nos veamos abocados a una nueva cita electoral por ser incapaces de llegar a un acuerdo de gobierno y hacer viable la voluntad que los españoles expresamos en las urnas con nuestros votos; pues que sean ellos o, al menos, sus respectivas formaciones, los que corran con los gastos de estas nuevas elecciones del 26 de junio.

Maquinaria electoral por valor de 130 millones

Porque no estamos hablando de una insignificancia. La semana pasada leí en este periódico que «según los datos facilitados por el Ministerio del Interior, el presupuesto de la maquinaria electoral para las generales de diciembre fue de 130 millones de euros». Me parece a mí que no estamos para muchas alegrías. Sino que se lo pregunten a usted, que anda de aquí para allá intentando que algún ministro o consejero caritativo le de un respiro económico y cubra algunas de las muchas necesidades que tenemos. Máxime teniendo en cuenta que, como ya dijo hace unos meses, el ayuntamiento de Cartagena esta intervenido por el ministerio de Hacienda hasta el año 2022, debido al excesivo gasto de otros gobiernos anteriores.