Nació hace 41 años en Cuesta Blanca, en la carpintería de su abuelo José Antonio, entre virutas y serrín, siendo el olor a madera la primera sensación que impregnó su sentido del olfato.

Desde que comenzó a andar, alternó el colegio con los trabajos en la carpintería, en donde mezclaba juegos con su aprendizaje del oficio de carpintero, como continuador de la saga Lara, cosa que no quiere para sus hijos Leyre y José Adrián.

Aprendió a trabajar sin horarios, de sol a sol y parte de la noche, hábito que nunca ha abandonado. Su jornada habitual de trabajo es de lunes a domingo y de siete de la mañana a doce de la noche, descansando lo imprescindible. Eso sí, faltara para lo que faltara, sobre las 10.30 de todas las mañana, se para el mundo para almorzar bien almorzao.

Cuando le llamo para hacerme un selfie con él me cita en el comercio de Ana, un colmao con una antigüedad de más de cien años que conserva su típico sabor a primeros del siglo XX, en el que diariamente cientos de personas se pegan unos buenos, abundantes y suculentos almuerzos€, asiático incluido.

Y allí me presenté, a las 10.30 horas en punto.

Me estaba esperando él, con sus 137 kilos de peso y una mesa repleta de platos de tomate con olivas, tocino curado, salchichas y lomo a la plancha, morcón, chorizos picantes, jamón, queso fresco, morcillas y mucho pan, sólo para los dos del selfie, ¡ahí es ná!... y uno con un vaso de leche con cola-cao desde las siete de la mañana.

Empezamos a preguntar, contestar y comer.

Le pregunto por su oficio y me dice que carpintero, pero que vende todo tipo de muebles y sofás; los fabrica, los reforma, los adapta a los pisos y los monta en cualquier vivienda. Y si hace falta cambiarles el color, lacarlos de nuevo o lo que sea, pues también. ¡Incluso todo tipo de cocinas!..., por muy complicado que esté el espacio, ahí coloca él una.

Pero por si fuese poco, para estirar el día, también se dedica a los contenedores para recoger el escombro de las obras y ya de paso€, vende los ladrillos, la arena y el cemento y los lleva a la obra. Como dice José Lara: «El caso es no parar».

No piensen ustedes que son una gran plantilla de trabajadores, que todo esto se lo curra él solito con su fiel Catalino, un rumano que ya es más español que muchos de los que han nacido en este país.

Y hablando y comiendo, los platos se van vaciando. ¡Ponte un poco mas de salchicha!..., dice de pronto€, y me pregunta si me comería un huevo frito.

Sigo preguntándole cosas para ver si para de comer pero es todo un artista en el arte de comer y contestar, así que ni para con una cosa ni con la otra.

Cuando le digo qué hace con los muebles pesados en casas que no tienen ascensor y hay que subirlos a un tercer o cuarto piso, o aquellos que no caben en el ascensor, me responde ¡pues que voy a hacer!, subirlos, que aquí lo que importa es dejar contenta a la clienta.

Me cuenta la anécdota de cómo empezó a montar cocinas. Alguien le dijo que le montara una y que si salía mal la tiraba, la montó y desde ese día lleva montadas miles de ellas. Otra es que muchas veces la gente lo llama para montar o arreglar muebles que han comprado en otro lado, como una señora que hace poco lo llamó para que le arreglase la cuna que había comprado recientemente en otro establecimiento. ¿Y que voy a hacer?, ¡pues arreglársela a la mujer!, exclama con su cara de bonachón y buena gente.

Seguimos hablando y comiendo, a mi me va a dar algo, no puedo más.

Sus tres pasiones son las motos, trabajar y comer, de las dos últimas doy fe.

No cocina mas allá de unos huevos fritos y no quiere saber nada del pescao, «que eso a la media hora parece que no has comido» ¡que donde se ponga un buen churrasco!, ¿eh?

Le gusta la comida de puchero de su madre, Antonia.

En cuanto a colonia o ropa, se pone la que le compra su extraordinaria esposa Isabel; que lo último que él se compró sin ella fue el traje de novio hace más de trece años.

Le gusta la música de El Fari y es forofo del Barsa.

Bueno, y ahora el selfie, ahí nos tienen a los dos rodeados de jamones, porque lo que llevamos dentro del estómago no sale, que si no