Pese a que en toda España el alcalde de Cartagena José López se ha hecho famoso por sus rifirrafes con los concejales de los grupos políticos de la oposición, lo cierto es que el regidor tiene otras caras que no duda en ofrecer a los cartageneros en cuanto tiene la más mínima ocasión. Y es que a López le gusta mezclarse con los cartageneros y más cuando se trata de vivir sus fiestas y tradiciones. Así, a los tres meses de ser nombrado alcalde no dudó en calzarse un casco carthaginés, una coraza romana -por aquello de no agraviar a ninguno de los dos bandos de tropas y legiones- y una espada íbera para pronunciar un pregón en el que aprovechó para reivindicar la provincia de Cartagena.

Meses después, se vistió de marinero haciendo honor a la ciudad marítima que dirige y que le vio nacer, para pronunciar el pregón del Carnaval de Cartagena. En esta ocasión lo acompañó su esposa vestida de enfermera, con quien imitó la famosa fotografía del beso en Times Square. Y como no podía ser de otro modo, López aprovechó ese momento para decir: «Es infinitamente mejor ser el alcalde más chulo de España que el más corrupto», en alusión a los casos de corrupción que salpican a otros partidos como el PP, al que con ayuda del PSOE logró desbancar de la Alcaldía de Cartagena después de 20 años.

Su afición al carnaval no es nueva, ya que tanto este año como el pasado aprovechó el fin de semana de esas fiestas para trasladarse en avión a Cádiz y vivir el ambiente de la sátira y las bromas con las chirigotas gaditanas.

La última cara de este camaleónico regidor ha sido su papel como el alcalde José García-Vaso, a quien representó hace unas semanas para conmemorar la celebración del centenario del Gran Hotel. Y para ello, López llegó a la plaza de San Sebastián en un coche de época ataviado con traje, capa, bastón y hasta una chistera, y animó a los cartageneros a revivir el Año del Modernismo en su ciudad.

Hombre de profundas convicciones religiosas, de las que él mismo hace gala, ya ha participado en las últimas semanas en todos los actos religiosos de las cuatro cofradías de la Semana Santa de Cartagena. Pero es que, además, el alcalde lo mismo sube por las colinas de Cartagena, como hizo en 2015 en la Ruta de las Fortalezas, y cuelga sus hazañas deportivas en Twitter que se coloca detrás de una pancarta para exigir la apertura del Rosell o la restauración del monasterio de San Ginés, que está dispuesto a acompañar a los vecinos para manifestarse en Murcia o subir el monte Calvario en romería.

Si hay algo que nadie puede poner en duda es que el alcalde de Cartagena es un hombre polifacético con una faceta pública que resulta camaleónica, a juzgar por las imágenes que acompañan esta crónica.