«Si te descuidas, sales de aquí rodando», dijo Santi, uno de los miles de ciudadanos que acudieron ayer a la tradicional cita de las pelotas galileas de Pozo Estrecho, una tradición pionera en la Región y que suma ya más de un siglo de historia.

Y es que, más de 16.000 albóndigas dieron para que los asistentes pudieran repetir y recorrer las 40 ollas ofrecidas para saborear las diferentes recetas de las vecinas de la localidad cartagenera, que durante el viernes prepararon las albóndigas y su caldo con cientos de kilos de picadillo, un centenar de pollos, 160 docenas de huevos y bolsas de apio repartidas por al comisión lúdico festiva 'Campo, Música y Flores'.

Como ya es habitual, los asistentes tuvieron que adquirir un vaso con cuchara y servilleta por un euro en las taquillas habilitadas para poder degustar las pelotas galileas, y una barra ofreció refrescos y cerveza.

El alcalde José López y la vicealcaldesa, Ana Belén Castejón, residente en la localidad, encabezaron la comitiva municipal que contó con una amplia representación.

Por la tarde, la procesión de San Fulgencio por las calles del pueblo puso el broche al día grande de Pozo Estrecho.