En esta época del año estamos sujetos constantemente a cambios bruscos de temperatura. Mientras que en el interior de los hogares, oficinas y otros recintos cerrados se superan los 22 grados, al salir al exterior podemos encontrar que el termómetro apenas alcanza los 10º, una diferencia que si se experimenta de forma brusca, pone en riesgo la salud.

Esto se debe a que estas diferencias afectan al mecanismo termorregulador del organismo, ejerciendo un efecto negativo en alguna de nuestras funciones fisiológicas, e incluso, bajando el nivel de las defensas, quedando pues desprotegidos ante la entrada de microorganismos patógenos.

Así, el doctor Fulgencio Molina, jefe del servicio de urgencias del Hospital Quirónsalud Murcia, explica que, "mientras las altas temperaturas van a favorecer las patologías gastrointestinales, las temperaturas bajas favorecen más frecuentemente las patologías respiratorias, que son el origen de cinco de cada diez visitas a urgencias".

Uno de los efectos más importantes del frío es la vasoconstricción, que origina cambios tanto a nivel cardiovascular -aumentado la presión arterial y la frecuencia cardíaca-, como en la zona nasal, con mucosidad más densa.

"La vasoconstricción provocada por las bajas temperaturas", advierte la doctora Gemma Ramón, médico de familia de Quirónsalud Torrevieja, "aumenta la probabilidad de infarto de miocardio en pacientes con riesgo cardiovascular y favorece la formación de trombos. Por su parte, la vasoconstricción nasal hace que disminuya la capacidad de eliminar los virus que inhalamos que unido al hecho de permanecer más tiempo en lugares sin ventilación como oficinas, colegios, etc., aumenta el riesgo de contagio de enfermedades víricas respiratorias como el catarro, la gripe o la neumonía".

Estas enfermedades víricas respiratorias pueden cursar con febrícula, dolor en huesos y articulaciones, malestar general, tos, mucosidad e incluso pueden complicarse en pacientes con enfermedades crónicas como cardiopatías, EPOC y diabetes, presentando en estos casos síntomas más severos como fiebre elevada, dolor en el pecho y disnea o dificultad respiratoria. Estas complicaciones también pueden aumentar en personas obesas, fumadoras, mayores de 65 o menores de 5 años, tal y como destaca la doctora Ramón.

Para evitar todas estas afecciones los especialistas de Quirónsalud recomiendan vacunarse, sobre todo a la población de alto riesgo, evitar la exposición a cambios bruscos de temperaturas, incrementar la ingesta de fruta, sobre todo de cítricos (ricos en vitamina C) y el control médico de la población más vulnerable.