En España todos los años se producen 14.000 accidentes causados por animales. De ellos, una parte importante está motivada por los animales de compañía y muchos se producen en entornos urbanos. Todos conocemos algún caso en el que alguien ha acabado saliéndose de la carretera e impactando su coche contra algún elemento por evitar atropellar un perro o un gato.
Sin embargo, no son solo esos los casos. Muchos accidentes se deben a la presencia de animales salvajes y, principalmente, a especies cinegéticas que, en definitiva, son aquellas cuya caza está permitida en nuestro país y cuya lista viene recogida y regulada por el Real Decreto 1095/1989.
Actualmente existen muchos cotos de caza que están bordeados o atravesados por carreteras comarcales o incluso por autovías delimitadas por vallas. En esos casos, si se produce un accidente, la responsabilidad viene establecida por el Real Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, y recae sobre el conductor del vehículo, salvo que la zona no esté convenientemente señalizada y vallada o que el atropello del animal no sea una consecuencia directa de una acción colectiva de una especie de caza mayor que haya sido llevada ese mismo día y que haya concluido doce horas antes del accidente.
Es evidente, por tanto, que, por un lado, las responsabilidades en esos casos están muy limitadas para los gestores de la actividad cinegética y, por otro, que, en general, no se establecen claramente en la ley. Por eso es muy importante que cuando pasemos cerca de cotos de caza o parajes naturales mantengamos la máxima precaución.
Por otro lado, es muy importante que la administración mantenga en buen estado el vallado de las autovías y, en aquellos casos en los que dicho vallado delimite la zona donde se caza o viven animales y dependa de entidades privadas, empresas cinegéticas o particulares, se les exija a estas la buena conservación del mismo. De ello puede depender la seguridad de todos.