"Estoy en una de las mayores bandas de rock del mundo desde hace 25 años, no he sido ni soy un santo", revela a la edición de noviembre de la revista "Best Life", cuyo contenido fue difundido hoy.

"Me he perdido una tonelada de cumpleaños y actuaciones escolares pero, claro, Dorotea sabía a lo que se atenía; ella no llegó (a su vida) a mitad de camino", agrega Bon Jovi.

El próximo 25 de octubre Bon Jovi iniciará una nueva gira que comenzará en Nueva Jersey para apoyar el último disco del grupo, "Lost Highway".

"Yo no tengo una querida ni otra familia por ahí. Nunca leerás algo así sobre mí", explica el artista, que añade que lleva lo suficiente en el mundo del rock como para saber que hay un lado oscuro.

El cantante asegura que saboreó la vida salvaje a temprana edad y que cuando estaba en octavo grado en EEUU (el equivalente a tercero de E.S.O. en España) era "un niño juguete, muy joven, y el chaval al que venían a ver (las mujeres del barrio). Mi madre no estaba muy contenta con algunas de las cosas que vio. Yo era bastante salvaje.

Pero eso hace mucho tiempo".

Otra de las cosas de las que se desenganchó tempranamente fueron las drogas, según relata a la publicación.

"Eso de las drogas lo hice muy pronto, pero aprendí también temprano porque estaba demasiado metido. Siempre he pensado que no tengo la estabilidad mental como para manejar las drogas", agregó.

Bon Jovi y su mujer contrajeron matrimonio en 1989 y tienen una hija, Estefanía, de 14 años, y tres hijos: Jeese, de 12; Jake, de 5, y Romeo, de tres.

"Yo soy el que tiene la voz de padre, y si hay que usarla, la uso. Definitivamente, tengo temperamento, aunque no soy un padre enfadado", concluye el cantante.