Investigación

Los acusados del crimen del pozo de Jumilla afirman que iban muy borrachos: “Fue un impulso incontrolable”

Junior y Bayron, que declararon este miércoles en el Juzgado, aseguran estar "arrepentidos" de lo que hicieron

Profesionales del Instituto Armado proceden a extraer el cuerpo del pozo de Jumilla; en la foto de la izquierda, el vecino desaparecido.

Profesionales del Instituto Armado proceden a extraer el cuerpo del pozo de Jumilla; en la foto de la izquierda, el vecino desaparecido. / LA OPINIÓN

Junior y Bayron, los dos individuos que se encuentran en prisión provisional por, presuntamente, matar y arrojar a un pozo a Diakina Fofana, vecino de Jumilla, alegan que lo hicieron bajo los efectos del alcohol y otras sustancias. Los dos detenidos comparecieron este miércoles ante el Juzgado de Instrucción Nº 1 de Jumilla, que se ocupa del caso, bajo petición propia.

Según aseguran ahora los acusados, cuñados de 22 y 23 años, el fatal desenlace fue fruto de una pelea entre los tres que acabó a pedradas, y de un "impulso incontrolable" por estar embriagados. Todo ocurrió durante una discusión motivada porque Fofana les quiso cobrar 25 euros, cuando ejercía de taxista ‘sin papeles’,  para llevarles de Yecla a Jumilla en su vehículo sin licencia. La pelea fue subiendo de tono hasta el punto de que uno de ellos sacó un arma blanca y arremetió contra la víctima, maliense de 43 años de edad.

Los sospechosos aseguran estar “arrepentidos” de lo que le hicieron a Diakina Fofana. Además, según afirman los letrados que llevan su defensa, Ignacio Guerrero y Fermín Guerrero, “están colaborando con la justicia”, pues ayudaron a localizar el cuerpo, “lo que demuestra que sus acciones no fueron fruto de un plan premeditado”. “No había un móvil o un interés particular de los acusados para acabar con la vida de Fofana, el resultado fue un cúmulo de circunstancias adversas”, matiza uno de los abogados.

Los acusados declararon con anterioridad que la riña mortal se produjo fuera del coche de Fofana, al que, llegaron a decir, le habrían “pinchado sin querer”. En un momento dado, tras estar ya en el punto de mira de los investigadores, los cuñados llegaron a culparse mutuamente del crimen, aunque acabaron reconociendo que fueron los dos.

No tenían antecedentes

Los jóvenes hondureños, que no contaban con antecedentes penales, ingresaron el 27 de octubre en la cárcel de Sangonera, donde los pusieron a compartir celda. 

Tras atacar a Fofana, y ver que estaba muerto, decidieron ocultar su cuerpo con el objetivo de hacerlo desaparecer. Optaron por un agujero que estaba en un caserío en ruinas. Profesionales del Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) del Instituto Armado sacaron el cuerpo, en avanzado estado de descomposición, del fondo del pozo del aljibe del citado caserío en ruinas emplazado en un paraje denominado Término de Arriba, en Jumilla. 

El coche con el que supuestamente el maliense se dedicaba a transportar gente fue encontrado, días después de la desaparición del hombre, aparcado en una calle en la que no solía dejarlo, algo que extrañó a sus amigos.

A Fofana, residente en el Altiplano desde hace más de tres lustros, se le buscó durante al menos 50 días, después de que se le perdiese la pista al poco de regresar de su Malí natal, donde todavía viven su esposa e hijos y él había pasado unas vacaciones, tras las cuales volvió a la Región de Murcia, para continuar trabajando y mandar dinero a su familia. 

Cuando se le perdió la pista, sus amigos (Fofana no tenía parientes en tierras murcianas) pidieron ayuda para localizarlo, puesto que estaban seguros de que la suya no era una desaparición voluntaria.